SOCIEDAD
Con chándal y hiyab
Las dos niñas a las que se les había impedido acceder a clase por llevar el pañuelo islámico volvieron ayer a su colegio en Ceuta
El Correo, , 11-10-2007No habían dado las nueve de la mañana cuando Nawal y Nahid, las dos niñas musulmanas a las que la dirección del colegio concertado Severo Ochoa de Ceuta había impedido entrar al aula con el hiyab, se acercaban hasta las puertas del centro para, ataviadas con el pañuelo islámico y su chándal escolar, reincorporarse a clase.
Las niñas, de 12 y 13 años, se convirtieron muy a su pesar en protagonistas de una historia que ha dividido a la comunidad educativa y ha generado un debate social en la ciudad. Nawal y Nahid permanecían a las puertas del centro junto a otras niñas cristianas, algo «molestas» por «todo lo que está pasando», aunque «muy contentas» por volver al colegio. Se cumplía así el derecho a la escolarización, queha hecho prevalecer el Ministerio de Educación frente a las normas generalistas acordadas por la dirección.
Este era el primer año en que ambas niñas, amigas desde pequeñas, acudían a clase con el hiyab. Y lo hacían «por elección propia», como recuerda su familia, sabiendo que llevar el pañuelo no es una decisión de «hoy que termina mañana» sino que es «algo serio». Por eso Nawal y Nahid han defendido contra viento y marea entrar en el colegio y permanecer en las aulas con su hiyab, contando con «el apoyo de algunas personas».
Un furgón de la Unidad de Intervención Rápida de la Policía Local significó el único cambio en cuanto a seguridad detectado a las puertas del Severo Ochoa. Ese y la cantidad de medios de comunicación que convirtieron la entrada a las aulas en un espectáculo para el alumnado y en un incordio para el colegio, que no quiere que se transmita una imagen de discriminación o racismo con la postura que han defendido. La dirección mantiene que únicamente se hicieron cumplir unas normas iguales para todos.
El presidente en Ceuta de la UCIDCE – Unión de Comunidades Islámicas, Laarbi Maateis, quiso acompañar a los familiares a las puertas del centro, para garantizar el respeto a la defensa de un elemento religioso, que no «puede compararse con diademas, gorras o piercings».
Una aseveración que ha molestado a los responsables del centro, ya que, argumentan, nunca han pretendido dichas comparaciones. Se busca, dicen, sacar de contexto lo que sencillamente se ha aprobado con el beneplácito de padres y profesores. El Ministerio, por su parte, mantiene la filosofía de facilitar de manera temporal el ingreso en el colegio de las dos niñas hasta que culmine el informe que se está elaborando.
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