La ministra de Educación y Ciencia, Mercedes Cabrera, ha avanzado hoy que el número de peticiones para la homologación de títulos universitarios se ha disparado desde las 6.602 de 1997 a las 25.000 que se recibirán este año, es decir, que se han multiplicado por cuatro en tan sólo una década.
Este “fortísimo” aumento, ha explicado, se debe a que España se ha convertido en un país receptor de inmigración, como demuestra el hecho de que el 75 por ciento de las peticiones proceden de países iberoamericanos, porque el sistema de homologación de títulos permite que los que han estudiado en el extranjero vean reconocida su educación en España.

Para acelerar la tramitación de estos expedientes, el Ministerio puso en marcha una batería de medidas que han conseguido “invertir netamente la tendencia” y que, entre 2004 y 2007, el número de expedientes tramitados “supere ampliamente al de las solicitudes presentadas, a pesar del constante aumento de éstas últimas”.

En concreto, el 1 de enero de 2004 había 35.687 expedientes acumulados, y tres años después, se han reducido a 21.681.

En ese mismo periodo, ha añadido Cabrera, se recibieron 72.000 nuevas solicitudes de homologación y ya se han resuelto 87.062, es decir “que se han resuelto más de los que han entrado y se ha comenzado a reducir el atasco que encontramos en 2004”.

En la actualidad, subrayó Cabrera, “estamos consiguiendo, en términos generales, que el plazo medio de resolución de los expedientes de homologación de títulos universitarios extranjeros se sitúe en el plazo legal de nueve meses, aunque somos conscientes de que hay que hacer un mayor esfuerzo en ese aspecto”.

Cabrera ha hecho estas declaraciones en su comparecencia ante la Comisión de Educación del Senado, donde ha informado de la reforma de la Ley Orgánica de Universidades (LOU), del Proceso de Bolonia y de la homologación de títulos universitarios.

Sobre la reforma de la LOU, ha recordado que el objetivo era facilitar el marco legal y los instrumentos necesarios para modernizar las universidades, porque “tenemos las mejores universidades de nuestra historia”, pero aún “no son la mejor de las posibles”.

La reforma, ha dicho la ministra, “corrige desajustes” y da “un nuevo sesgo” a la universidad porque refuerza su autonomía y su libertad, establece un sistema “coherente” que les permitirá competir con el resto de los centros europeos y fomenta la calidad, la movilidad de los estudiantes y la igualdad de oportunidades.

Para ello, la reforma da un amplio margen de confianza a las universidades para que diseñen sus programas y las titulaciones que quieran impartir, y para que escojan el profesorado que mejor se adapte a sus necesidades, lo que las hará “más fuertes y ágiles”.

No obstante, ha subrayado Cabrera, el decreto establece los mecanismos necesarios para asegurar la calidad de todas las titulaciones, porque los planes de estudio deberán superar un proceso de supervisión antes de ser títulos registrados y además serán revisados periódicamente para asegurar la calidad de la educación.

Sobre la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) o “Proceso de Bolonia”, la ministra ha dicho que el impulso de la investigación constituye “una parte esencial” de la política universitaria europea y, por ello, en los presupuestos de este año, los fondos destinados a la investigación civil crecen el 34 por ciento, es decir, que se han duplicado respecto a 2004.