La brecha entre la escuela pública y la concertada va aumentando cada año Era cuestión de tiempo que en los colegios españoles aparecieran clases formadas sólo por alumnos inmigrantes. Si se atiende a los datos, el número de estudiantes extranjeros en las aulas no ha dejado de crecer desde mediados de los 90, cuando el fenómeno de la inmigración irrumpió con fuerza en nuestro país.

Desde 1996, cuando había 73.510 inmigrantes matriculados en la enseñanza española, la cifra se ha multiplicado por nueve, hasta alcanzar los 637.676 del curso pasado. Un crecimiento espectacular que ha sido especialmente rápido en el último lustro.

En la actualidad, los extranjeros son ya el 7,51% del alumnado, aunque el porcentaje es muy dispar de unas regiones a otras y de unos centros a otros. En zonas como la Comunidad de Madrid o Cataluña, con grandes centros urbanos, el porcentaje asciende al 12,8% y el 11,3%, respectivamente, y es en determinados barrios de estas ciudades donde hay una presencia masiva de inmigrantes en los colegios.

Además, el récord de inmigrantes durante este curso vuelve a ahondar la brecha entre la escuela pública y la concertada. Las cifras hablan por sí solas: cuatro de cada cinco alumnos extranjeros estudian en colegios públicos. En el curso 2006/2007, había 501.916 en las aulas públicas, el 82% del total, y sólo 106.124 en los colegios e institutos privados y concertados. De ahí que el 10,5% de los alumnos de los centros públicos sea inmigrante y ese porcentaje sea sólo del 4,6% en los privados.

Los problemas de este aumento tan significativo de inmigrantes son bien conocidos. La mayoría de los expertos en enseñanza coinciden en señalar que la Administración no estaba preparada para ello y que las clases de apoyo y la atención especializada no han sido más que tímidos parches que están lejos de solucionar la principal consecuencia del fenómeno: el descenso del nivel educativo. En efecto, para muchos profesores se hace muy complicado dar clase en aulas con gran número de inmigrantes, muchos de ellos recién llegados a España y que en algunos casos ni siquiera dominan bien el idioma español.

Hay que tener en cuenta, además, que el aumento de extranjeros en las aulas se ha producido sobre todo en Primaria y Secundaria, la enseñanza obligatoria en nuestro país, que abarca desde los seis a los 16 años. Sin ir más lejos, sólo de 2005 a 2006, en un año, el número de inmigrantes matriculados en esta etapa aumentó en 82.000. En la Universidad, en cambio, sólo el 5% de los estudiantes es extranjero.

Los principales países de origen del alumnado foráneo son Ecuador, con 95.644 estudiantes, y Marruecos, con 90.955. Les siguen Rumanía (56.847), Colombia (49.546) y Argentina (30.527).

En total, casi la mitad (46,2%) de los niños extranjeros en nuestras escuelas proviene de América Latina, lo que, sin duda, facilita su integración cultural. Sin embargo, también crece el número de inmigrantes de otras zonas, como Africa o Extremo Oriente – China ya es el noveno país con más alumnos en España – , que están comenzando a crear otro tipo de problemas en las aulas.

Paradigmático ha sido el caso de la niña musulmana a la que no dejaban entrar en su colegio en Gerona por llevar el hiyab, velo islámico, y que ha sido readmitida por orden de la Generalitat.