EL ZOO DEL SIGLO XXI / ROBERTO CALDEROLI / El político italiano propone usar gorrinos para hacer impuros los terrenos de las mezquitas y evitar su construcción

El paseante de cerdos

El Mundo, IRENE HDEZ. VELASCO. Corresponsal, 02-10-2007

Las biografías oficiales de Roberto Calderoli señalan que es un político italiano de 51 años. Sin embargo, habría que inventar una categoría profesional para definir realmente a este regordete ex ministro y actual vicepresidente del Senado italiano. ¿Pirómano parlamentario? ¿Incendiario sin cartera? ¿Representante popular del odio?


Cualquier definición se queda corta. Porque lo que representa Calderoli sólo se puede explicar a través de sus palabras. «Conceder el derecho al voto a los extracomunitarios no es adecuado; un país civilizado no puede permitir votar a unos hombres – mono que hasta hace unos años aún vivían en los árboles», bramó una vez.


«Con un tiro delante y otro detrás, las pateras de los inmigrantes no volverían a hacerse al mar», señaló en otro momento. «Iremos a Bruselas y llevaremos un poco de cordura a ese pueblo de pedófilos», se descolgó posteriormente. «Ser maricón es un pecado mortal y quien vota leyes sobre parejas de hecho acabará en el infierno», reza otra perla suya.


Y así, suma y sigue. Su último despropósito data de un par de semanas atrás, cuando ante el proyecto (ahora paralizado) de construir una mezquita en Bolonia se descolgó con esta declaración en las ondas nacionalistas de Radio Padana: «Pongo inmediatamente a disposición del comité contra la mezquita a mí mismo y a mi cerdo, para pasearlo sobre el terreno donde la quieren construir». «Quiero repetir lo que ya hice en Lodi, donde la fatídica mezquita no llegó a levantarse dado que el terreno, después de pasear a mi cerdo sobre él, fue considerado impuro».


Y la guinda final: «Podríamos organizar en el futuro un Día del Cerdo, un concurso y exhibición de los cerdos de paseo más bellos para ser llevados a cualquier lugar en el que piensen edificar no un lugar de culto sino un potencial centro de reclutamiento de células terroristas».


En realidad, nada nuevo. Calderoli, odontólogo de profesión y apodado El Dentista por sus colegas, ejerce desde hace tiempo en Italia de provocador político, como él mismo se considera. O de auténtico peligro público e instigador al odio, como piensan sus muchos detractores.


De lo que no hay duda es de que es el rey de las fobias: xenofobia, homofobia, islamofobia… Las colecciona todas. Y es uno de los principales líderes de la Liga del Norte, el partido secesionista y xenófobo del norte de Italia que sueña con la independencia de Padania, una imprecisa tierra prometida que abarca todo el territorio, desde Roma (excluida) hasta la frontera alpina.


Pasa a la


«Era sólo una bonita y simpática provocación», dice Calderoli ante el alud de críticas. El consuelo es que al menos esta vez no hay que lamentar muertos. Porque una de las anteriores bravatas del vicepresidente del Senado italiano se saldó con 11 fallecidos: los que se registraron el 17 de febrero del año pasado, tras abrir fuego la policía libia contra una violenta manifestación ante el consulado italiano en Bengasi, en protesta contra Calderoli.


Durante la crisis de las viñetas de Mahoma, el Dentista, entonces ministro de Reformas de Berlusconi, apareció en televisión luciendo una camiseta que reproducía el chiste considerado ofensivo por muchos seguidores del islam.


Pero ni siquiera después de aquello Calderoli puso freno a sus intemperancias verbales. En julio del año pasado, tras convertirse la selección italiana de fútbol en campeona del mundo al ganar la final contra Francia, el incontenible Calderoli soltó: «Ha sido una victoria de la identidad italiana – de un equipo de lombardos, napolitanos, venecianos y calabreses – , que ha ganado a otro equipo, el francés, que para lograr mejor resultado ha sacrificado su identidad y ha alineado a negros, musulmanes y comunistas».


Sus palabras provocaron la protesta formal del embajador francés en Italia. Pero Calderoli no sólo se negó a disculparse sino que ofreció algo mucho peor: explicaciones. «No es culpa mía si muchos se han quedado perplejos ante un equipo que entre 11 jugadores tenía siete negros y si muchos de sus integrantes prefieren La Meca a Belén».


Sólo una vez ha desencadenado el apoyo unánime del pueblo italiano. Fue en marzo de 2006, cuando el aún ministro calificó la ley electoral, que él mismo había redactado, de «auténtica mierda». Tenía razón.


LO DICHO Y HECHO


«Me ofrezco a pasear a mi cerdo en cualquier terreno donde quieran levantar una mezquita»


1956: Nace en Bérgamo.1992: Es elegido diputado por el partido secesionista Liga del Norte. 2004: Es nombrado ministro de Reformas. 2006: En plena crisis de las viñetas de Mahoma se presenta en televisión con una camiseta que reproduce una de ellas, considerada ofensiva por muchos musulmanes. 2007: Propone pasear cerdos por los terrenos donde está previsto edificar mezquitas a fin de hacerlos impuros y evitar su construcción.

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