Nació en 1951 en una ciudad de 35.000 habitantes llamada Mandali en la frontera entre Iraq e Irán. Tal vez por ello, el profesor de Estudios Árabes Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid,Waleed Saleh Alkhalifa, totalmente convencido de su laicismo, defendió la importancia de la separación entre Estado y religión ante un auditorio al completo en el salón de actos de la Uned en Ceuta en el marco de una conferencia sobre la ‘Repercusión de los conflictos en Occidente en la concepción del Islam’.

Su público fue mayoritariamente musulmán, casi sin excepciones. ¿Echó algo en falta?

El público es variado, no es un público homogéneo como lo ha sido toda la vida. Quizás me hubiera gustado que se hubiera hablado de una visión más global porque las preguntas estuvieron muy relacionadas con el ámbito local. Está bien,sin ninguna duda, pero creo que deberíamos mirar de una forma más generalizada en cuanto a los conflictos, los roces que hay en nuestro mundo. Quizás ha faltado un poco de esto.

Analicemos por un momento los temores de occidente respecto al Islam. ¿No cree que los países de tradición cristiana se revuelven ante el desconocimiento y los cambios del fenómeno migratorio?

Sin duda. El asunto no es nada fácil, lo que estamos viviendo ahora es una consecuencia normal de una desconfianza, de un desconocimiento porque hemos tenido largos siglos sin llegar a tener un contacto real, un contacto verdadero. Hemos vivido de espaldas uno a otro y eso tiene que acabar porque realmente si hay gente en ambas partes que quieren que haya una convivencia que acabemos con los problemas, con el fanatismo, no nos queda más remedio que acercarnos y tener un contacto, conversar, dialogar porque no hay más caminos.

¿Cómo lo solucionamos?

Es una situación muy difícil especialmente para el mundo europeo y norteamericano porque están recibiendo una presión muy fuerte de los países del sur supuestamente pobres. Entonces, claro, tienen que tomar medidas, elaborar unas políticas correctas para no caer en errores, que quizás luego son insalvables. Hacen falta políticos juiciosos, académicos, intelectuales, pensadores, de ambas partes, yo no soy de la teoría de la conspiración que todo lo malo nos viene de fuera. No, somos también culpables de lo que estamos haciendo. Es cierto que una parte del problema nos viene de fuera pero una buena parte de los problemas que tenemos en los países árabes y musulmanes son nuestros. Nosotros como ciudadanos estamos apoyando a gobiernos corruptos en los países árabes. Por ahí es por donde hay que empezar a trabajar. Y luego, además, hace falta un apoyo de los países que ya están instalados en un sistema político estable y democrático.

Y, en los países musulmanes, ¿los grupos extremistas no han adquirido el papel del Estado al cubrir muchas necesidades básicas de poblaciones muy castigadas?

Sin duda, su fuerza viene de ahí. Lo hemos visto en Palestina. Hamás, por ejemplo, ¿cómo ha llegado a tener tanto poder en esta región? Está clarísimo que la Autoridad Palestina no estaba haciendo prácticamente nada, la corrupción estaba carcomiendo este organismo. Entonces, Hamás ha podido fácilmente extender su ideología, su forma de ver las cosas y ha conseguido centenares de miles de seguidores en todo el mundo árabe. De hecho, es un caso donde una organización, yo no calificaría para ser precisos a Hamás, como una organización fundamentalista porque en realidad, dentro de Hamás hay grupos que no lo son. Como otras organizaciones religiosas islamistas tiene dentro determinadas corrientes más moderadas o más extremistas. Lo mismo ocurre con los Hermanos Musulmanes en Egipto, ocuparon el lugar del Estado, el lugar de las autoridades, empezaron a abrir escuelas, asociaciones culturales, daban becas, ayudas a las familias pobres. Con el tiempo esto hace que tengan más apoyo de la sociedad.

Piensa globalmente y actúa localmente, ¿se puede trasladar esta realidad a Ceuta?

Existe una necesidad urgente de crear un ambiente distinto. En estas zonas fronterizas, como es el caso de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, hay españoles que son cristianos y otros, que también son españoles, son musulmanes. Está el tema de Marruecos, las reivindicaciones por algunos de Ceuta y Melilla. Todo esto complica las cosas y lo tensa mucho más de lo que debe de ser. Pero creo que la comunidad musulmana en estas ciudades ha demostrado su interés y su intención de ser ciudadanos de este país. A ellos es a los que menos les interesa pertenecer a un país como Marruecos porque pierden mucho más de lo que ganan. Eso está clarísimo. Las encuestas lo han dicho en más de una ocasión. Creo que no debe haber temores, si existe extremismo debe combatirse con la Ley en la mano.