SAN SEBASTIÁN. DV. Los comerciantes del barrio donostiarra del Antiguo tuvieron ayer una extraña sensación, una desagradable experiencia. Era media mañana cuando observaron que cerca de medio centenar de personas desembarcaba de un autobús. Sus facciones, su vestimenta y su idioma les delataba. «No eran de aquí. Eran extranjeros». No había duda de que procedían de algún país del Este de Europa. Luego supieron que eran de nacionalidad rumana.

Los recién llegados comenzaron poco menos que a irrumpir en los supermercados, en las tiendas, principalmente de comestibles, de la calle Matía. Una vez dentro, hicieron acopio de algunos productos. Hasta ahí todo parecía «relativamente» normal. Sin embargo, la situación cambió cuando los extranjeros se dirigieron a algunos de los clientes que se encontraban en las tiendas, a quienes, más que implorar o pedir, reclamaron que les pagasen la compra. Los clientes, algunos de ellos un tanto abrumados por la actitud, no supieron qué hacer. La mayoría trató de evitarles, pero ellos insistieron. «Yo no sabía qué hacer. Me sentí poco menos que intimidado. Sin embargo, decidí que aquellas no eran formas de pedir y les dije que no. Entonces, se dirigieron al dueño y le solicitaron que les regalase lo llevan entre manos», manifestó un vecino.

Esta misma situación se dio simultáneamente en varios comercios, toda vez que el grupo de extranjeros se había repartido por la calle.

Los comerciantes no tardaron en poner los hechos en conocimiento de la Guardia Municipal. En un intervalo corto de tiempo, la Inspección donostiarra recibió varias llamadas que advertían de la presencia de los rumanos.

Varias patrullas del cuerpo se trasladaron hasta la calle Matía y lograron que la totalidad de los extranjeros retornasen al autocar en el que habían llegado. Seguidamente, el vehículo fue escoltado hasta la subinspección que la Guardia donostiarra tiene en Ondarreta, cerca de las universidades. Allí, los agentes identificaron a cada uno de los ciudadanos rumanos, a quienes solicitaron la exhibición de los pasaportes. Una finalizó la verificación y tras comprobar que los documentos eran legales, el grupo de extranjeros quedó en libertad.

Fuentes consultadas expresaron su extrañeza por la actuación de este colectivo. «No sé de dónde han venido, pero nunca habíamos visto en Donostia algo parecido. Aquí hay grupos de la misma nacionalidad, pero jamás se habían comportado así», declararon fuentes municipales.