| NACIONES UNIDAS

En una jornada en que varios gobernantes usaron su turno para criticar severamente la política internacional del presidente George W. Bush, el presidente Rafael Correa no tuvo una sola referencia para él ni para Estados Unidos durante su discurso en la Asamblea 62ª de las Naciones Unidas.

En su intervención, que duró menos de 10 minutos, Correa dijo que para Ecuador no existen seres humanos ilegales y pidió a la ONU insistir en que no se use ese calificativo con los inmigrantes.

Correa, calificó ayer como paradoja inmoral la libre circulación de mercancías y capitales buscando su máxima rentabilidad cuando por otro se penaliza la libre circulación de personas.

Eso es sencillamente intolerable, dijo ante la asamblea general de las Naciones Unidas en su primera intervención desde que asumió el cargo en enero.

Correa no hizo referencia al proceso en que se ha involucrado en su país para la redacción de una nueva Constitución que refleje parte de sus aspiraciones programáticas.

Tampoco abordó las versiones de medios políticos ecuatorianos que dicen que el gobernante tenía intenciones de cerrar el actual Congreso Nacional, donde Correa no tiene un solo representante, y trabajar más bien con la futura Asamblea Constituyente.

Pero, dijo que los sectores conservadores, aquellos que proclaman el fin de la historia y la ideología, querían hacer creer que vivimos en el mejor de los mundos posibles y que hay que abandonar cualquier intento de cambio.

Correa, regresa hoy al país, luego de una gira de ocho días por Argentina, Brasil y EE.UU. Uno de sus objetivos fue llevar el mensaje de rechazo “a la larga noche neoliberal” y, pese a ratificar su militancia de izquierda, destacar que su socialismo “es ecuatoriano”.

Fue evidente –según  propias versiones de miembros de la delegación– que Correa intentó, al menos ante la opinión pública, poner distancias respecto de su amigo, el presidente venezolano, Hugo Chávez.

En su encuentro con los migrantes, Correa presentó a la nueva secretaria del Migrante, Lorena Escudero, habló bien de su gobierno, desacreditó a los partidos políticos, a la banca y a los medios de comunicación. Esto último pese a que en su agenda, una de las prioridades siempre fue dar entrevistas.