Empleados del centro de menores de Tolosa denuncian que la situación es "insostenible"
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 26-09-2007Afectados relatan que Sevendenea presenta un estado “decadente” y no existen recursos para acoger a 20 menores
donostia. “No podemos aguantar más tiempo. La situación es insostenible”. Un grupo de trabajadores del centro de acogida de menores de Tolosa denuncia la “falta de seguridad” que viven los empleados y algunos de los acogidos de la casa Sevendenea, donde habitualmente se da cabida a una veintena de menores inmigrantes . Según explicó este colectivo a NOTICIAS DE GIPUZKOA, además de que las instalaciones no están “preparadas” para la función que cumplen y de que presentan un estado “decadente”, se han convertido “de facto en una especie de centro de castigo”, cuando en realidad se trata de un lugar de acogimiento urgente.
La gota que colmó el vaso se produjo el día 19, según indican las mismas fuentes, cuando se produjo “un motín” en la antigua casa de Escolapios. “No pudimos hacer nada ante veinte chavales que se nos echaron encima y nos amenazaron de muerte”, relatan. Los guardas de seguridad que se encontraban en el centro no pudieron controlar la situación. Como resultado, uno de ellos recibió un corte en la cara. Esta reyerta, “cotidiana” en este lugar, ha llevado a los trabajadores a denunciar la situación, aunque prefieren mantener su anonimato. Portan con ellos varias fotos sacadas en el interior de la casa en los últimos cuatro meses.
El Centro de Acogida de Urgencia de Tolosa – conocido como Sevendenea – , fue concebido por la Diputación de Gipuzkoa como una segunda fase dentro de la acogida temporal de los menores inmigrantes que llegan sin su familia a Gipuzkoa y fue habilitado para albergar a ocho menores, si bien a finales de 2005 se amplió hasta 15 plazas. Las labores educativas y de seguridad son subcontratadas a sendas empresas. Hoy día cuenta con una veintena de usuarios, aunque los trabajadores indican que ha llegado a haber 29 recientemente. Hace un año, ante el creciente clima de rechazo que suscita esta infraestructura en la población, la Diputación adelantó que en 2008 el territorio contará con un nuevo centro de acogida en el complejo Uba de Donostia.
En la actualidad, dos educadores por la mañana y tres por la tarde atienden durante el día a los chavales, y uno lo hace durante la noche. “Eso, teóricamente, porque muchas veces esa cifra no se cumple porque nadie quiere trabajar allí”, matiza uno de los trabajadores. Además, tres guardas de seguridad velan por el orden en la casa “las 24 horas del día”. Sin embargo, los ampleados observan la necesidad de “más personal”. “Si un trabajador social tiene que salir a acompañar a algún menor por cualquier razón, queda sólo uno en el centro”, explica uno de los empleados. Todo ello hace que “muchas veces” sean los encargados de seguridad quienes tienen que “echar una mano para servir la cena o colaborar en las tareas del hogar”.
“decadente” “Labor educativa: cero”, resume otro de los afectados. “Las educadoras se limitan a hacer tareas domésticas como servir las comidas o poner lavadoras. En el momento en el que a un chaval no se le da lo que quiere, se arma”, agrega. “En muchos casos, al poner la cena, se dan verdaderos motines. Nos lanzan platos y comida y se crean situaciones incontrolables”, explican los empleados, que definen estas situaciones como “cotidianas”. Sin olvidar los “insultos y agresiones” que reciben de algunos menores. Según expresan, las visitas de los ertzainas también son “muy habituales”, así como las quejas de los vecinos por robos.
Este panorama se suma a la situación “decadente” que presenta la casa Sevendenea. Según constatan los empleados, además de “necesitar unas obras”, las instalaciones “no están preparadas para una infraestructura de este tipo”. “Las mesas del comedor, por ejemplo, deberían estar sujetas al suelo para que los chavales no puedan moverlas”, explican. En este sentido, afirman que recientemente la Administración ha colocado metacrilato en las ventanas del segundo pisode la vivienda, “para evitar que los menores utilicen el cristal como arma”. Asimismo, se han sustituido las puertas por un material “más duro”, ante las insistentes rupturas que se producían.
Como fruto de esta situación, que los empleados califican de “insostenible”, seis guardas jurado se encuentran “de baja por depresión, estrés y agresiones”. A pesar de las “continuas quejas y partes” que escriben a la dirección y a la Diputación, los trabajadores les acusan de “no implicarse” en el problema. “Un centro de acogida urgente no puede albergar a un menor más de dos meses. Y hay casos en los que están bastante más tiempo. Esto se está convirtiendo en un lugar de ca”, manifiestan.
Este periódico se puso en contacto ayer con el Departamento de Política Social de la Diputación de Gipuzkoa, que no realizó valoración alguna sobre el asunto. La dirección de Infancia y Juventud trabaja en la actualidad bajo la fórmula de microcentro, es decir, que el servicio no supere las 15 plazas, ni se limite exclusivamente al acogimiento. El fin es permitir el establecimiento de pautas educativas para lograr una adecuada inserción.
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