MADRID. Quizá sea lo que menos les preocupa cuando se lanzan a cruzar fronteras, pero la salud es un derecho elemental que queda en entredicho cuando lo demandan inmigrantes sin papeles. Aunque las leyes les amparan casi siempre, las diferencias en el acceso a la atención médica son profundas entre unos países y otros de la UE. De media, sólo tres de cada diez inmigrantes irregulares reciben asistencia sanitaria sin problemas. La mayoría se pierden en las trabas burocráticas, la desinformación y el temor a la expulsión.

Un estudio de Médicos del Mundo presentado ayer en Bruselas constata la distancia que media en la atención sanitaria a los ‘sin papeles’ en Bélgica, España, Francia, Grecia, Italia, Portugal y Reino Unido. No existe un derecho comunitario único en esta materia y cada país decide qué grado de cobertura sanitaria presta a los extranjeros sin regularizar. En conjunto, el 78% de los inmigrantes irregulares tendría reconocido el derecho a una cobertura sanitaria. La realidad, sin embargo, es otra.

España tiene, junto con Italia, una de las legislaciones más ‘generosas’. Basta la inscripción en el padrón municipal para obtener la tarjeta sanitaria que da acceso a todos los servicios médicos, en igualdad de condiciones que los nacionales y sea cual sea la situación administrativa del inmigrante. COLPISA