PUEBLOS / DOTE PARA FAMILIAS CON NIÑOS
INMIGRANTES QUE SALVAN ESCUELAS
El Mundo, , 23-09-2007A SUS SEIS años, Santiago y Sebastián, llegados de Ecuador con sus padres, han conseguido que en Lorcha (Alicante) no echen el cierre al colegio. Los pueblos ofrecen una «dote» a familias con hijos RAL MEJOR POSTOR. Silos (Burgos) recibió 60 propuestas cuando prometió una casa con tres habitaciones y un trabajo como peón. l Villanueva de la Condesa (Valladolid) añade los gastos de comedor y transporte escolar a una casa prefabricada. l Aguaviva (Teruel), pionero de la iniciativa en 2000, sigue ofreciendo créditos para billetes aéreos y becas escolares, además de casa por un alquiler de unos 200 euros y empleo. l Confrides y Benimasot (Alicante) ofrecen facilidades de empleo a sus nuevos habitantes. l Ríodeva, Visiedo, Camañas y Escorihuela (Teruel) alquilan a los inmigrantes casas amuebladas con calefacción por 150 euros al mes, además de un puesto de trabajo. l Ponga (Asturias) entrega 6.000 euros por instalarse, más 3.000 por cada hijo que nazca en el pueblo. Las familias deben quedarse cinco años por contrato.
emontando la zigzagueante comarcal CV – 701, en plena montaña de Alicante, no cabe preguntarse qué hay después de Lorcha. Más allá de Lorcha no hay nada. Esta localidad coqueta y menuda de 735 habitantes lucha, como tantas otras motas del mapa de España, por no convertirse en un páramo. Seguir existiendo pasa por salvar la escuela. Y los dos héroes de bolsillo que lo han permitido se llaman Santiago y Sebastián, tienen 6 años («y medio», apostillan al unísono), entienden el valenciano a la perfección y nacieron en Ybarra, al norte de Ecuador.
Perder el colegio hubiera sido una sentencia de muerte. Otros pueblos cercanos han caminado también por el filo y todos se han librado de la guillotina de la misma manera: atrayendo a familias inmigrantes , dispuestas a implantarse en nuestros campos, más mustios y envejecidos, a cambio de una dote.
«Es necesario ofrecerles algo. Se les ayuda a buscar casa y se les abona hasta un 40% del alquiler a través de la Generalitat. Vienen para ocupar empleos que nos faltan o se les proponen concesiones municipales. A cambio, pedimos que sean jóvenes y con hijos», explica Guillermo Moratal, alcalde de Lorcha.
Hasta 200 pueblos de Alicante carecen de relevo generacional y 40 han debido cerrar sus escuelas por falta de niños. Para no añadir el suyo a la lista, Moratal, a través del programa Savia Rural, acelera las gestiones para que Patricia, madre de Santiago y Sebastián, pueda encargarse de «la tienda multiusos de la Juani», uno de los escasos comercios del lugar. A la espera de que el papeleo se resuelva, Patri limpia casas a siete euros la hora. Por ahora, la escuela se ha salvado un año más, ya que sin Sebastián y Santiago no se habría cumplido el cupo para mantener dos unidades didácticas. Los 35 chavales de Lorcha han podido volver a clase, como otros 7.205.890 alumnos en toda España. Pero cualquier nueva deserción bastaría para amenazar el futuro del centro. Y del pueblo.
En León, otra provincia con los mismos problemas, la presencia de niños inmigrantes asegura la continuidad de 60 aulas. En España, los escolares venidos de otro país suponen ya el 8,4% del total, diez veces más que hace una década.
«La búsqueda de inmigrantes no es una preferencia, sino una necesidad», apunta con realismo Guillermo Moratal: «un español quiere ejercer su profesión; los inmigrantes se conforman con un trabajo, sea cual sea». Pero las tornas cambian y estos nuevos pioneros empiezan a poner condiciones.
Hace tres semanas, el pueblo de Santo Domingo de Silos saltó a los titulares de toda España cuando, para salvar la escuela, anunció casa y trabajo gratis para una familia con dos hijos. Hasta 60 candidaturas afluyeron, todas de inmigrantes . La familia afortunada, ecuatoriana, fue recibida con todo boato, pero la fiesta se aguó cuando pusieron pie en su futura jauja. Por teléfono les propusieron contrato a los dos. Al llegar, sólo el padre tenía trabajo con un parné de 900 euros al mes, menos dinero del previsto. «La vivienda era el piso de arriba del Ayuntamiento. Y, además de fea, estaba sin amueblar. Mis hijos pequeños iban a salvar la escuela, pero los otros tres tenían que ir a clase a 18 kilómetros. Cuando pregunté al alcalde si existían becas de comedor y transporte, me respondió: “¿Cómo?”, “¿qué es eso?” », se queja Blanca Silvana, la madre, a Crónica.
ANUNCIOS POR INTERNET
«Gracias a los inmigrantes , se ha conseguido frenar el despoblamiento de muchas zonas rurales españolas. Pero no hay que exagerar con las gratificaciones. Ofrecer el oro y el moro puede resultar contraproducente», explica José Luis Sáez, codirector del Centro de Estudios para la Despoblación de Areas Rurales (Ceddar).
Para evitar este tipo de tómbolas, hay colectivos, como Abraza la tierra, que exigen un proyecto empresarial a los aspirantes. Aunque sus propuestas no se dirigen exclusivamente a inmigrantes , Joaquín Lorenzo, su coordinador, constata que «cada vez hay más que se informan para dar el salto al campo. Todos se interesan por las facilidades que ofrecen los pueblos».
Aguaviva, en Teruel, abrió la veda de los reclamos de inmigrantes hace siete años. Desde entonces, ha pasado de 600 a 700 habitantes. Con los años, ha afinado el proceso de selección. Ahora da prioridad a las personas sin estudios para evitar casos de frustración profesional, como ocurrió con muchos argentinos, que huyeron de los rigores labriegos. Como en los pueblos cuenta más el esfuerzo que el verbo, sus sustitutos, rumanos, se aclimataron mejor al frío turolense, a pesar de la evidente distancia cultural.
Internet se ha convertido en un rastro en el que trocar la presencia de prole por ayudas económicas. Las páginas especializadas rebosan de anuncios como éste: «Pareja de peruanos con hijo y papeles buscan pueblo que repoblar a cambio de trabajo y vivienda con terrenito para cultivar». Lo publicó Víctor Angel Alayo, 45 años, desanimado porque en Madrid cada vez hay más competencia en su sector, la construcción. El declive del ladrillo, que asoma por el alféizar de la desaceleración económica, podría empujar a muchos inmigrantes como Víctor a tomar la ruta del campo como una posible salida personal y profesional.
Santiago y Sebastián no son los únicos ecuatorianos de Lorcha. Zonia Yamba, de 31 años, lleva nueve en España y no termina de aclimatarse a este recoveco de la montaña alicantina. Por su casa corretea Paula, muñeca de un año, fruto de su relación con Jorge, uruguayo. Aunque la pequeña no bastaba para salvar la guardería (faltan otros dos bebés para poder reabrirla), la pareja se mudó desde Alcoy «por las facilidades para alquilar casa». Las autoridades se esfuerzan ahora en ayudar a Zonia a encontrar trabajo, porque no termina de hacerse a la vida de «un sitio tan chiquito, sin Internet ni nada». Sería una pena que el pueblo se apagase. Sobre todo ahora que está previsto prolongar la CV – 703. Y ya habrá algo más allá de Lorcha.
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