¡Como si eso fuera delito!

La Prensa Gráfica, Francisco Andrés Escobar/Columnista de LA PRENSA GRÁFICA, 22-09-2007

 

Vieras el atajo de dificultades que ha tenido que pasar Evelio, el de don Neftalí y la niña Cordelia. Pues resulta que al pobre se le puso que quería ir a Méjico, a ver a unos sobrinos que son hijos de la Chonita, la hermana que se casó con un mejicano, y que se murió allá por una patada que el mentado hombre le dio en un pecho y se le hizo cáncer. (¡La niña Cordelia jamás ha querido saber nada del tal hombre!)

Así que armó viaje. Fue a la Embajada de Méjico. Le dieron la visa, porque presentó todos los papeles que piden ahora, ¡y agarró camino! Como al pobre le da miedo el avión y le salía más barato irse por tierra, dijo para Puertobús. Durmió una noche en un hotelito, y a buena madrugada estaba saliendo. Dice él que todo iba bien. Que pasaron Talismán. Que llegaron a Tapachula. Que compró boleto para Méjico. Y que agarró camino en el bus de las cinco de la tarde.

No habían caminado ni una hora, cuando los paró la migra. ¡Y entran aquellos hombres revisando pasajero por pasajero! Evelio llevaba bien sus papeles: pasaporte al día, visa, pero como tiene treinticinco años y cara de gente pobre, fue al primero que bajaron. Bajaron también a otros, despacharon el bus, y los volvieron a Tapachula. ¡Ay Dios, y se queda el pobre allí: íngrimo! ¡A la cárcel fue a dar!

Dice que él les decía a los hombres esos que sus papeles estaban en regla; pero que ellos le contestaban que no, que eran falsificados, que cómo le podían haber dado visa a él, que él lo que quería era irse mojado a Estados Unidos. (¡Como si Evelio, con las tierras, los animales y los tres buses que tiene con sus otros hermanos, tuviera necesidad de ir a cholerear allá!) Al fin, él les dijo que le dieran permiso de hablar por teléfono. Se lo dieron. Llamó a sus hermanos. Ellos hablaron con el cuñado, el que se casó con la Glicinia, y cómo él es alcalde de no sé dónde, dijo a mover pitas. Así que quizás de la embajada o de alguna oficina de gobierno llamaron al lugar donde lo tenían y dijeron que la visa era buena, que no era chabeleada. Pero a todo esto ya había pasado tiempo. ¡Viernes, sábado y domingo durmió el pobre en el tubo! Dice que quizás por la metida de pata que habían dado, la noche del domingo para el lunes lo pusieron en una celda mejor, hasta con ventilador o algo así. ¡Pero ya le habían hecho leña el viaje! Él quería estar el domingo en Méjico para celebrar los quince años de una de las sobrinas. ¡Qué campas: fue llegando el martes al mediodía!

Yo lo que admiro es el ánimo que tuvo. Con menos, yo hubiera salido de regreso. Él no. Fue a buscar bus, a comprar boleto el lunes en la tarde, ¡y dijo para el DF! Y menos mal que tiene a ese cuñado que es alcalde, que si no ¿Y los que no tienen quién vuelva por ellos? Pero nada de esto hubiera pasado ni le pasaría a otra gente que va con sus papeles en regla, si no fuera porque los gringos a saber qué ofertas o amenazas les ponen a los otros países para que les hagan el trabajo de colador. ¡Lo malo es que pagan justos por pecadores! Y los que más duro aguantan son los que tienen cara de pobre. ¡Como si eso fuera delito!

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