Tres cadáveres por 60.000 euros

Una deuda pudo estar detrás del tiroteo de Fuengirola que acabó con la vida de tres jóvenes. El supuesto autor material le reclamaba a su cuñado una cantidad de dinero que le debía

Diario Sur, TEXTO: JUAN CANO / FOTO: FERNANDO GONZÁLEZ / MÁLAGA, 20-09-2007

LA vida, en determinados ambientes, tiene un precio. Y las deudas se saldan a veces con la muerte. Con tres, en este caso. Un supuesto impago de dinero pudo estar detrás del tiroteo que acabó con tres jóvenes muertos tras ser acribillados a balazos en Fuengirola.

La policía da casi por cerrado el núcleo central de la investigación del suceso, que ha quedado meridianamente esclarecido tras las detenciones de dos hombres presuntamente implicados en el crimen. La principal tesis que manejan los agentes que se han hecho cargo del caso se centra en una deuda de dinero o de mercancía.

Al parecer, entre las declaraciones que han prestado los imputados ha salido a relucir una cifra: 60.000 euros. Esa es la cantidad que – según confirmaron fuentes de la investigación – reclamaba uno de los detenidos a una de los víctimas, y que pudo originar el sangriento tiroteo. Los demás tuvieron la mala suerte de estar allí.

El colombiano Alexander J. B., a quien los investigadores consideran supuesto autor material del crimen, sería el acreedor. Y su cuñado, John Edwin R. S., el deudor. Según la hipótesis que baraja la policía, el primero venía pidiendo al segundo entre 50.000 y 60.000 euros que le debía de un negocio. Ambos son naturales de Cali (Colombia).

Esa noche, John Edwin R. S. se encontraba acompañado de otros dos jóvenes, el colombiano Y. M. L. L., y el ecuatoriano R. C. M. M. cuando se produjo el tiroteo. Estaban en un Seat Ibiza estacionado junto a un garaje de un edificio en la zona de Torreblanca, en Fuengirola, cuando les dispararon.

Traslado

El supuesto objetivo del tiroteo, calificado por los investigadores como un encuentro para «rendir cuentas», era John Edwin. De hecho, fue el que más impactos de bala recibió, con un total de cinco. Pudo ser trasladado con vida al Hospital Costa del Sol, pero no superó la primera noche. Falleció a las dos de la madrugada. Al parecer, antes pudo proporcionar a los agentes los nombres del autor de los disparos y de su acompañante.

Uno de sus compañeros, el ecuatoriano R. C. M. M. cayó abatido de un solo disparo, certero, en la escena del crimen, de la que no salió con vida. Fue el primero en morir. El último, Y. M. L. L., que pereció el domingo en el Hospital Carlos Haya de Málaga capital. Las balas le alcanzaron en el tórax y en el abdomen.

En el lugar de los hechos, los agentes recogieron entre 15 y 20 casquillos que, a falta de las pruebas de balística, pertenecen al calibre 9 milímetros Parabellum. También encontraron un arma de fuego, pero no se ha podido confirmar si pertenecería al autor o a las víctimas, en un intento de repeler el ataque.

Otras fuentes consultadas apuntaron la posibilidad de que el ajuste de cuentas se hubiese producido por la desaparición de parte de la mercancía en un negocio.

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