MURCIA
«Sueño con encontrar a una mujer que me haga dulces en el Ramadán»
Muchos musulmanes se reúnen desde anoche a cenar, tras guardar el ayuno religioso durante el día, para mitigar así la soledad de tener a sus familias lejos
La Verdad, , 14-09-2007Yasine despacha a los múltiples clientes que abarrotan el mostrador de la carnicería Saada. Son las once de la noche, pero ha empezado el Ramadán, el mes sagrado del Islam, y después de caer el sol y cenar para recuperarse de las muchas horas de ayuno mientras brilla el sol, los musulmanes del barrio de San Andrés salen a comprar la carne que servirán esta noche.
Al joven Yasine no le importa el gentío. Al revés, no para de sonreír y de ofrecer zumos o un vaso de leche con dátiles. El revuelo que se forma en la carnicería, en la calle Navarra, le recuerda a la algarabía que se formaba en su casa y en su pueblo, Casablanca (Marruecos), en este mes de devoción. Los recuerdos le emocionan.
«Llevo un año y medio trabajando aquí», relata Yasine con un castellano más que decente, lo que le convierte en interlocutor de sus tres compañeros: Abdel Sala, Mahfoud y Badr. Todos ríen al confesar este último que su nombre significa luna en español, aunque nunca lo dice porque «aquí es nombre de chica».
Los árabes del barrio, que cada día se asemeja más al ecléctico Lavapiés madrileño, acuden al cercano Café Marrakech para cenar en compañía, para superar la soledad que produce la distancia y no sentir el fervor del Ramadán en las calles. Aquí reina el catolicismo.
Yasine y sus amigos prefieren la intimidad de la trastienda de la carnicería. «Preparamos una mesa con la comida típica. Está invitada. Usted y sus amigos», ofrece generoso Abdel. Dulces de frutos secos y miel, harira (sopa), huevo cocido, dátiles, cordero… Manjares que no saben igual sin el calor familiar. «Sueño con encontrar a una mujer aquí que me prepare los dulces en el Ramadán – confiesa Yasine. Y volveré a casa contento a cenar con ella».
De fondo se escuchan los rezos de los fieles que oran en la mezquita improvisada en un pequeño local de la calle Picos de Europa, a escasos metros de la carnicería. Los viernes, día del descanso religioso para el Islam, decenas de musulmanes se visten de blanco después de la cena familiar y dan gracias a Alá por sus enseñanzas en este recinto.
Más de 80.000 fieles
En los municipios murcianos reside una colonia islámica que abarca a más de 80.000 inmigrantes , principalmente procedentes del Magreb y de los países subsaharianos, de acuerdo a los datos que maneja el Consejo Islámico de la Región de Murcia.
La jornada más especial se celebra el día 27. Es la fiesta del Laikato Elkadare, algo así como la Noche del Destino. Yasine explica que es «un momento muy importante. Es cuando baja el Corán a nosotros», mientras se toca el corazón con la mano derecha. Una mano con signos de haber pasado muchas horas cortando piezas de carne, con las uñas manchadas de sangre y la piel ajada. Son las manos de un chaval que cruzó el Estrecho para ganarse la vida y formar una familia. Seguro que en sus rezos pedirá por esa chica con la que ya sueña.
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