Los hispanos piden cese de deportaciones
El Universal, , 13-09-2007WASHINGTON/LOS ÁNGELES. Mientras el niño Saúl Arellano se preparaba a viajar a México para reunirse con su madre, Elvira Arellano, deportada por EU, y comenzar un nuevo año escolar en un nuevo país, grupos proinmigrantes afirmaban que el empuje por una reforma migratoria esta vivo.
El pequeño Saúl, quien se ha convertido junto con su madre en un símbolo de la lucha por los derechos de los migrantes en Estados Unidos, estuvo presente el miércoles en una conferencia de prensa y encabezó luego una marcha hacia la oficina de la presidenta de la Cámara Baja del Congreso estadounidense, Nancy Pelosi, para demandar la suspensión de redadas migratorias y deportaciones.
Rodeado de niños con camisetas en los que se leían lemas como cuatro millones de niños estadounidenses peleamos por mantener aquí a papá y mamá, Saúl estaba, en realidad, más atento a sus juegos o a las instrucciones de su tutora, la activista Emma Lozano, que de fotógrafos y reporteros.
Lozano comentó a este diario que Saúl viajara el jueves a México para reunirse con su madre y asistir a la escuela. El niño viajará con pasaporte mexicano ya que cuando intentaron obtener el pasaporte estadounidense se le hizo saber que por tratarse de un menor sus padres tenían que estar presentes, pero Elvira no podía asistir por estar deportada. El pasaporte estadounidense le fue otorgado posteriormente en la embajada de Estados Unidos en México.
El caso de Arellano, una indocumentada refugiada en una iglesia de Chicago (Illinois) durante más de un año, concluyó con su deportación a México después de ser arrestada en Los Ángeles y a pesar de que su único hijo, Saúl, es ciudadano estadounidense y clamó para que no lo separaran de su madre.
Tal situación se repite en miles de familias hispanas en suelo estadounidense que sufren las deportaciones de alguno de sus miembros.
Todos somos Elvira, todos somos Saúl, coreaban a ratos los participantes en un evento en el que fue evidente la ausencia tanto de los legisladores hispanos como de los líderes demócratas, pero que al mismo tiempo fue parte de una jornada que incluyó actividades en Washington, así como manifestaciones en Boston, Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Detroit, Milwaukee, Cleveland, Houston y muchas otras ciudades por todo Estados Unidos.
En la Parroquia de la Sagrada Familia, de la Iglesia católica, en Wilmington, a 20 millas al sur de Los Ángeles, se celebraron tres misas para pedir especialmente por las familias inmigrantes, señaló el sacerdote Luis Ángel Nieto, párroco de la Sagrada Familia.
El sacerdote de origen mexicano, quien forma parte de la coalición de Derechos Humanos del Sur de California, criticó el hecho de que el presidente George W. Bush proclamara ayer el mes de la hispanidad entre el 15 de septiembre y el 15 de octubre como una forma de homenajear a la comunidad hispana y su aportación al crecimiento y a la riqueza de este país.
Me parece de un cinismo inaudito proclamar un mes de la hispanidad mientras se sigue sin atender el reclamo de 12 millones de indocumentados. Es una muestra del doble discurso de la Casa Blanca frente a una crisis humanitaria que hoy está dividiendo a familias y condenando a millones de inmigrantes a condiciones de explotación y a una persecución desde todos los frentes, aseguró Nieto.
En Washington Gabriela Lemus, directora del Consejo Laboral por el Avance Latinoamericano, afirmó que hay millones de niños como Saulito y millones de familias que viven en el temor.
WASHINGTON/LOS ÁNGELES. Mientras el niño Saúl Arellano se preparaba a viajar a México para reunirse con su madre, Elvira Arellano, deportada por EU, y comenzar un nuevo año escolar en un nuevo país, grupos proinmigrantes afirmaban que el empuje por una reforma migratoria esta vivo.
El pequeño Saúl, quien se ha convertido junto con su madre en un símbolo de la lucha por los derechos de los migrantes en Estados Unidos, estuvo presente el miércoles en una conferencia de prensa y encabezó luego una marcha hacia la oficina de la presidenta de la Cámara Baja del Congreso estadounidense, Nancy Pelosi, para demandar la suspensión de redadas migratorias y deportaciones.
Rodeado de niños con camisetas en los que se leían lemas como cuatro millones de niños estadounidenses peleamos por mantener aquí a papá y mamá, Saúl estaba, en realidad, más atento a sus juegos o a las instrucciones de su tutora, la activista Emma Lozano, que de fotógrafos y reporteros.
Lozano comentó a este diario que Saúl viajara el jueves a México para reunirse con su madre y asistir a la escuela. El niño viajará con pasaporte mexicano ya que cuando intentaron obtener el pasaporte estadounidense se le hizo saber que por tratarse de un menor sus padres tenían que estar presentes, pero Elvira no podía asistir por estar deportada. El pasaporte estadounidense le fue otorgado posteriormente en la embajada de Estados Unidos en México.
El caso de Arellano, una indocumentada refugiada en una iglesia de Chicago (Illinois) durante más de un año, concluyó con su deportación a México después de ser arrestada en Los Ángeles y a pesar de que su único hijo, Saúl, es ciudadano estadounidense y clamó para que no lo separaran de su madre.
Tal situación se repite en miles de familias hispanas en suelo estadounidense que sufren las deportaciones de alguno de sus miembros.
Todos somos Elvira, todos somos Saúl, coreaban a ratos los participantes en un evento en el que fue evidente la ausencia tanto de los legisladores hispanos como de los líderes demócratas, pero que al mismo tiempo fue parte de una jornada que incluyó actividades en Washington, así como manifestaciones en Boston, Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Detroit, Milwaukee, Cleveland, Houston y muchas otras ciudades por todo Estados Unidos.
En la Parroquia de la Sagrada Familia, de la Iglesia católica, en Wilmington, a 20 millas al sur de Los Ángeles, se celebraron tres misas para pedir especialmente por las familias inmigrantes, señaló el sacerdote Luis Ángel Nieto, párroco de la Sagrada Familia.
El sacerdote de origen mexicano, quien forma parte de la coalición de Derechos Humanos del Sur de California, criticó el hecho de que el presidente George W. Bush proclamara ayer el mes de la hispanidad entre el 15 de septiembre y el 15 de octubre como una forma de homenajear a la comunidad hispana y su aportación al crecimiento y a la riqueza de este país.
Me parece de un cinismo inaudito proclamar un mes de la hispanidad mientras se sigue sin atender el reclamo de 12 millones de indocumentados. Es una muestra del doble discurso de la Casa Blanca frente a una crisis humanitaria que hoy está dividiendo a familias y condenando a millones de inmigrantes a condiciones de explotación y a una persecución desde todos los frentes, aseguró Nieto.
En Washington Gabriela Lemus, directora del Consejo Laboral por el Avance Latinoamericano, afirmó que hay millones de niños como Saulito y millones de familias que viven en el temor.
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