La muerte del pakistaní pudo ser un asesinato por encargo

La Vanguardia, , 12-09-2007

ENRIQUE FIGUEREDOBARCELONA
Lamuerte a tiros de un ciudadano pakistaní ocurrida el pasado sábado en la calle Canvis Vells de Ciutat Vella pudo ser un asesinato por encargo a tenor de los avances habido en la investigación criminal. El presunto autor material de los disparos, detenido el pasado martes por los Mossos d´Esquadra, declaró, según fuentes cercanas, que lo hizo porque le entregaron una determinada suma dinero y una pistola a cambio de que diera muerte a Baba I., de 30 años y con quien, además, compartía piso. A falta de una confirmación definitiva, otros dos individuos detenidos en relación con este caso podrían ser las personas que presuntamente ordenaron la ejecución.

Tal como se informó en un primer momento, el móvil del crimen parece ser exclusivamente económico. Más allá de que el presunto asesino tenía una deuda con su víctima, todo parece indicar que detrás del asesinato había un intento de hacerse con el control del locutorio que regentaba el fallecido en Horta-Guinardó por parte de quienes pagaron por su muerte y por el propio autor de los disparos.

Fuentes cercanas al caso dejaron abierta la posibilidad de que las rencillas que finalmente acabaron a tiro limpio en el piso de la calle Canvis Vells se arrastraban antes incluso de que unos y otros abandonaran Pakistán para venir a España. Aunque los diferentes interrogatorios realizados no han permitido dejarlo todo claro todavía, las rencillas económicas que desembocaron en el crimen podrían tener su origen en algo parecido a una disputa por una herencia.

La víctima, Baba I., recibió un mínimo de dos disparos, aunque en la vivienda se encontraron tres casquillos de bala. Se encontraba en el interior de su domicilio y su presunto asesino fue una de las pocas personas a las que se vio abandonar la vivienda antes de que un familiar del fallecido encontrara el cadáver dentro del piso en mitad de un charco de sangre. Como otras mañanas, la víctima bajó el sábado por la mañana a desayunar y después entró en un ciberlocal situado junto a su edificio. Luego volvió a casa y de ella no volvió a salir con vida. Su rutina matinal consistía en, después de desayunar y asearse, trasladarse al locutorio, negocio que parece estar en el centro del móvil.

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