Los 32 inmigrantes marroquíes que ocupaban la patera interceptada el pasado lunes frente a las costas de Motril (Granada) relataron ayer que llevaban cuatro días a la deriva, que sobrevivieron con los pocos frutos secos que llevaban y que llegaron a beber agua del mar cuando se les acabó el agua potable. Por la travesía pagaron 1.200 euros a las mafias. A bordo viajaban al menos ocho menores de edad.

Según el relato de uno de ellos, Mohamed M., la expedición partió la tarde del pasado viernes y tenía previsto llegar a una zona cercana a El Ejido (Almería) la mañana del sábado, si bien la falta de conocimientos de navegación del patrón les hizo perder el rumbo, por lo que estuvieron perdidos «tres noches y cuatro días».

Durante ese periodo, los inmigrantes se alimentaron de los frutos secos que llevaban y tuvieron incluso que beber «agua del mar en algunos momentos» de la travesía, al carecer de agua potable. Fueron rescatados por una patrulla de la Guardia Civil que los divisó a dos kilómetros del Cabo Sacratif, en Motril.

Mohamed M. narró que el viaje les costó 1.200 euros, de los que «mil fueron para el jefe de la mafia y 200 para el intermediario que les buscó», dinero que consiguió, dijo, por su trabajo y el de su familia. Se trata de la segunda vez que este inmigrante marroquí pisa suelo español, al que accedió en una ocasión de forma legal en un transbordador al contar con visado.

No obstante, fue devuelto a su país en mayo pasado, después de que la Brigada de Extranjería de la Policía Nacional de El Ejido (Almería), en cuyos invernaderos se empleaba, le abriera un expediente de expulsión por tener caducado su visado de entrada.

Tras este último intento fallido, Mohamed M., natural de una población situada a unos 120 kilómetros de Fez, considera que no tiene «suerte».