ERRENTERIA. DV. Los vecinos de dos edificios de viviendas de Errenteria tuvieron ayer un despertar sobresaltado después de que un incendio en uno de los áticos les obligase a saltar de la cama y correr a la calle para alejarse del humo y las llamas. El fuego, que se originó minutos antes de las ocho de la mañana y fue seguido por una pequeña explosión, no causó heridos de consideración, aunque siete personas fueron atendidas por inhalación de humo y cuatro de ellas tuvieron que ser trasladadas al Hospital Donostia en ambulancia.

El suceso tuvo lugar en el último piso del número 2 de la calle de los Amasas, un edificio colindante con el portal 32 de la Avenida de Navarra, que también tuvo que ser desalojado. Ambos edificios cuentan con seis plantas de viviendas y un último piso que acoge varios estudios y trasteros. El fuego dio comienzo en uno de estos áticos, en el que residían varias personas de origen africano, y se extendió rápidamente por el último piso, afectando al patio interior de ambos portales. Para cuando los bomberos controlaron el fuego, a eso de las diez de la mañana, la zona interna del tejado estaba totalmente calcinada.

Una niña de tres años

Entre los afectados por inhalación de humo se encontraba una niña de 3 años, que fue trasladada en ambulancia al Materno Infantil del Hospital Donostia, centro en el que también ingresaron otras tres personas, entre ellas su padre. Los otros tres afectados fueron atendidos en un ambulatorio de Errenteria. El resto de los vecinos desalojados tuvieron que esperar en la calle – muchos de ellos vestidos con pijama o una bata – hasta que pudieron regresar a sus casas a las 11.00 horas.

A mediodía, una vez superado el susto inicial y después de comprobar que el interior de las viviendas de los seis primeros pisos no había sufrido daños, los vecinos de ambos portales se reunieron en corrillos improvisados para comentar el suceso. Había confusión y nadie se explicaba cómo pudo originarse el fuego y la posterior explosión – algo que los bomberos tampoco pudieron determinar en un primer momento – , aunque los vecinos de los últimos pisos dejaban escapar un «algo así se veía venir».

«Se veía venir»

Estas sospechas estaban basadas en el comportamiento de los dos hombres de origen magrebí que habitaban en el ático desde hace algunos meses. «Habían causado algunos problemas en el vecindario y hace dos meses tuvimos que llamar a los municipales porque empezaron a pelearse junto a nuestra puerta. Esta mañana, algunos vecinos han oído una discusión y ruido de cristales rotos en el ático justo antes de empezar el fuego. A mí me ha despertado la explosión y, cuando he abierto la puerta para ver qué pasaba, me he encontrado con los magrebíes tirados junto a mi puerta, tosiendo», relataba José María, uno de los vecinos del sexto.

Los habitantes del número 2 de la calle de los Amasas no descartan denunciar a los inquilinos del ático incendiado si la investigación demuestra que el fuego se inició por una negligencia, y así se lo hicieron saber al alcalde Juan Carlos Merino, que acudió al lugar del siniestro.

El arrendatario del ático, un hombre de origen africano, llegó cuando el incendio ya estaba controlado y aseguró que no se encontraba en la vivienda cuando se inició el fuego «porque me había ido a trabajar un par de horas antes. Se han quedado los dos magrebíes y no sé qué ha podido pasar».

Al final, todo quedó en un susto y los vecinos sólo tuvieron que lamentar algunas ventanas rotas y la pérdida de la ropa tendida en el patio, pasto de las llamas.