Comunidad valenciana

El Ayuntamiento detecta 24 casas de Valencia donde viven hacinadas más de 15 personas

Inmigrantes pakistaníes, marroquíes y rumanos son los inquilinos más numerosos

Las Provincias, C. FERNÁNDEZ, 07-09-2007

Inmigrantes pakistaníes, marroquíes y rumanos son los inquilinos más numerosos Son pakistaníes, senegaleses, marroquíes, rumanos y bolivianos. El Ayuntamiento de Valencia los ha detectado hacinados en numerosas viviendas distribuidas por diferentes barrios de la ciudad.

Las casas donde se ha encontrado mayor número de personas han sido ocho, en las que había empadronadas entre 20 y 25 personas. “El servicio del padrón es el que nos alertó de que había más de 10 personas que decían que dormían allí e inmediatamente llamamos a la Policía Local para que actuara y constara lo que estaba ocurriendo”, explicó el concejal de Administración, Vicente Igual.

Otros de los enclaves con hacinamientos numerosos son 16 viviendas con más de 15 inquilinos y un total de 21 con 12 individuos. “En cuanto comprobamos esta situación lo comunicamos a la Policía Local, que es la que se encarga de comprobar en qué condiciones están viviendo los inquilinos”, explicó el concejal Vicente Igual.

La ley no limita el número de habitantes que debe tener una vivienda, pero lo que sí se hace es realizar una inspección sanitaria y la denuncia que impone la Policía es por insalubridad. “Habitualmente no necesitamos llegar a esto, porque esta gente actúa muy rápido y suelen estar poco tiempo en una misma casa. Cuando llegamos ya se han marchado”, afirmó Igual.

Su forma de vida es muy rudimentaria y en ocasiones llega a ser muy alarmante porque duermen en colchones apilados en el suelo y apenas les queda espacio para pasar, pero es la única forma que tienen de vivir en Valencia con los escasos recursos con los que cuentan.

Una de las zonas de la ciudad donde más casos se suelen producir es en el barrio de Ruzafa, aunque también se han detectado en otros puntos, como el caso de hace unos meses de 30 inmigrantes indios que dormían en una casa de Torrefiel.

Benimaclet y el barrio de Malilla también suelen ser otras zonas donde los inmigrantes buscan un lugar donde dormir, aunque lo tengan que compartir con más de uno.

Estas situaciones se repiten mes tras mes, pero la Policía está actuando con mayor celeridad que en años atrás cuando se detectaban más de un centenar de viviendas en esta situación.

Aunque el hecho de que vivan muchas personas en el mismo inmueble no es ilegal, el Ayuntamiento actúa en cuanto detecta estos casos para evitar problemas de salubridad o de ruido porque son los vecinos los más perjudicados. “Suelen llamar y avisarnos de que no pueden dormir. Nos llaman y en cuanto llegamos ya no queda nadie. Actúan con gran celeridad”, explicó el concejal de Administración, Vicente Igual.

Su modus operandi siempre es el mismo. “Habitualmente todos los que viven en la casa son familiares y conocidos que se avisan unos a otros y en cuanto pasa un tiempo y la casa está vacía y sin que exista la presión policial vuelven a ocuparla sin problemas y con el mismo número de personas”, explicaron desde el Ayuntamiento.

En la mayoría de las veces los propietarios de los inmuebles desconocen que su vivienda está siendo utilizada com centro de recogida de inmigrantes . El alquiler se suele realizar a una familia y son estos los que llaman a sus conocidos.

Empadronarse

La principal preocupación de un inmigrante cuando llega a la ciudad es el encontrar una vivienda porque para empadronarse en la ciudad y agilizar su permiso de residencia necesitan tener un domicilio fijo.

La celeridad de los agentes de la Policía Local evita que estas concentraciones aumenten. El año pasado el Ayuntamiento llegaba a contabilizar casi un centenar. Ahora no llegan a las 50 porque los funcionarios del padrón están en alerta en los ordenadores les indican cuantas personas viven en el inmueble. Si aparecen más de 10 es cuando dan parte a sus superiores y el mecanismo se pone en marcha.

Aunque hacinados, estos inmigrantes son los que tienen más suerte porque otros muchos acaban durmiendo en el cauce del río y con tan sólo una manta o con un cartón para protegerse del frío.

Los servicios sociales evitan estas situaciones y les trasladan a los albergues distribuidos por la ciudad, pero no todos quieren.

cfernandez@lasprovincias.es

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