Su desesperación le llevó a cometer una locura que casi le cuesta la vida. Un desempleado rumano se quemó a lo bonzo ayer ante las puertas de la subdelegación del Gobierno en Castellón en presencia de su mujer y sus dos hijos. Pretendía así llamar la atención sobre su situación y pedir ayuda económica para volver a su país junto con su familia. Una pareja de guardias civiles auxilió al inmigrante y consiguió apagar las llamas. En un primer momento, fue ingresado en el hospital general de Castellón, pero finalmente fue trasladado a la unidad de quemados de la Fe ante la gravedad de sus heridas. Las quemaduras alcanzan al 70% de su cuerpo.

El hombre se encontraba «desesperado» después de haber venido a España con la promesa de un trabajo que resultó ser una estafa, y se ganaba la vida vendiendo chatarra y refrescos por la calle, según relató su hija Isabella que, junto a su madre y su hermano pequeño, acompañaron a su padre hasta la puerta de subdelegación y presenciaron la escena. El hombre se prendió fuego con un producto inflamable, probablemente gasolina, que llevaba en un botellín de agua. Tras rociarse, utilizó un mechero para quemarse a lo bonzo después de que su mujer y su hija intentaran disuadirle sin éxito.

Isabella explicó que su familia quiere regresar a Rumanía y que para ello necesitan que alguien les preste los 400 euros para pagar los billetes; un dinero que ellos se comprometen a devolver.