Un rumano que llegó a España con una falsa oferta de trabajo se quema a lo bonzo en Castellón
Permanece grave con quemaduras en el 70% de su cuerpo
Diario de Navarra, , 05-09-2007Un inmigrante rumano se quemó ayer a lo bonzo ante su familia frente a la subdelegación del Gobierno de Castellón para reclamar una ayuda económica que le permita regresar a su país. El Ayuntamiento de Castellón puso a disposición de su familia un centro de acogida cercano a la unidad de quemados del hospital La Fe de Valencia, donde el hombre permanece en estado grave con quemaduras en el 70% de su cuerpo.
La familia fue estafada a su llegada a España con la promesa de un trabajo, pero resultó ser falsa, por lo que lo único que quieren es volver a su país de origen, tras haber vivido en España tres meses sobreviviendo a base de vender refrescos en la calle.
Una ayuda de 400 euros, con la promesa de devolverlos. Es lo que pedía un hombre en la mañana de ayer, cuando decidió quemarse a lo bonzo ante la subdelegación del Gobierno en Castellón, a pesar de que su mujer e hija, que presenciaron el acto, intentaran disuadirle sin éxito.
El hombre se roció con gasolina y se prendió fuego a modo de protesta ante la indiferencia que dice sufrir él y su familia por parte del Gobierno, a quien lleva tres semanas pidiendo ayuda.
El hombre, de 44 años, quedó envuelto en llamas, por lo que dos guardias civiles intentaron prestarle ayuda. Él mismo consiguió quitarse la camiseta, mientras que los agentes le arrebataron los pantalones, quedando desnudo en plena calle con sus heridas a la vista.
En un principio, fue trasladado al hospital general de Castellón, pero, al ser catalogado como «gran quemado», fue ingresado en la unidad de quemados de La Fe de Valencia. Allí permanece en estado grave con quemaduras de primer, segundo y tercer grado en el 70% de su cuerpo, mientras que su mujer y sus dos hijos serán ingresados en un centro de acogida cercano, para que puedan visitarle.
La hija del hombre relató ayer cómo su familia vino a España hace unos tres meses con una promesa de trabajo y alquiler de una casa, que resultó ser falsa. Desde entonces, la familia sobrevivió a base de vender chatarra y refrescos en la calle, por lo que reclamaban a la subdelegación del Gobierno en Castellón que les pagaran cuatro billetes de avión a Rumanía, comprometiéndose a devolver hasta el último céntimo de la cuantía.
Sin embargo, según la hija, en las tres semanas que llevan pidiendo ayuda, sólo recibieron desplantes. La policía les mandaba a Asuntos Sociales, éstos, a la Cruz Roja, y así, «un círculo en el que nadie ayuda». Esto es lo que llevó ayer al hombre a tomar la determinación de quemarse, cansado de que nadie tuviera competencias sobre su causa.
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