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España apoya la iniciativa de Sarkozy sobre una Unión Euromediterránea

Moratinos recomendó que se la dote, incluso, de instituciones y políticas específicas

El Correo, 04-09-2007

La diplomacia española ha pasado de recelar de la iniciativa del presidente francés, Nicolás Sarkozy, sobre una Unión Euromediterránea al apoyo matizado, según reveló ayer el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, durante una conferencia sobre Política de Vecindad de la UE, organizada en Bruselas.

España había venido observando desde una cierta distancia las ideas del mandatario galo para el Mediterráneo, debido a la posición de ventaja diplomática relativa que le proporcionaba en la zona haber puesto en marcha el denominado ‘proceso de Barcelona’. Ayer, sin embargo, Moratinos abrazó plenamente la iniciativa de Sarkozy y recomendó que se la dote, incluso, de instituciones y políticas específicas. El ministro español anunció que propondrá líneas de reflexión al proyecto de Unión Mediterránea, sobre la base del legado del ‘proceso de Barcelona’, y sugirió que iniciativas similares se adopten con otras zonas del continente, como la del mar Negro, el Cáucaso o el Este europeo, más allá de las lindes actuales de la Unión Europea.

La conferencia congregó en Bruselas a representantes de los socios de la UE y de sus vecinos más inmediatos. Su celebración responde al debate de fondo abierto en la Europa comunitaria sobre las fronteras definitivas de la Unión.

La reunión volvió a evidenciar las diferencias que el tema suscita en la UE. La Política de Vecindad, diseñada por Bruselas para crear vínculos normalizados con los países del Este europeo y del sur mediterráneo, es percibida por algunos socios (Reino Unido que apoya, por su visión estratégica, la ampliación permanente de la Europa comunitaira; Polonia, que quiere incorporar a Ucrania; y los países Bálticos, por razones similares), como una antesala más o menos informal para adhesiones ulteriores.

Alemania, en cambio, descartó ayer formalmente ese vínculo, que era, sin embargo, abiertamente defendido por la canciller polaca, Anna Fotyga. Según ella, Ucrania, y quizás también Moldavia, deberían, algún día, acceder a la UE a través de la Política de Vecindad. El presidente comunitario, José Manuel Durao Barroso, defendió la tesis de un modelo variable, adaptada a las circunstancias de cada país.

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