SOCIEDAD
La desertificación amenaza la vida de 1.200 millones de personas
Delegados de 200 países participan en Madrid en la cumbre de la ONU que fijará el plan de lucha contra la sequía
El Correo, 04-09-2007La desertificación afecta ya a una tercera parte del planeta y amenaza la subsistencia de 1.200 millones de personas de todo el mundo, según se puso de manifiesto en la apertura ayer en Madrid de la octava Convención de la ONU (COP8) contra este fenómeno. El encuentro, cuya ceremonia inaugural estuvo presidida por los Príncipes de Asturias, cuenta con la participación de representantes de unos 200 países y más de cuarenta ONG que operan en el ámbito del medio ambiente. Unos y otros confían en que las reuniones y negociaciones que se produzcan en los próximos días signifiquen «un punto de inflexión» en la lucha contra este problema.
Don Felipe, acompañado de la princesa Letizia, avaló con su presencia el compromiso de la Corona contra este problema. En su intervención, el Príncipe señaló que hay que poner en marcha, «con urgencia y eficacia, acciones que eviten, contrasten o permitan» disminuir la degradación de los ecosistemas. Por ello, hizo un llamamiento para extender los derechos fundamentales al agua, al aire limpio o a los alimentos no contaminados a los más desfavorecidos; y alertó sobre la consecuencias que los patrones de consumo de unas regiones pueden tener en otras muy remotas y muy pobres.
Plan estratégico
La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, elegida presidenta de la Conferencia de las Partes (COP8), expresó su deseo de que el «drama humano» de la emigración masiva empuje a los países a «trabajar con eficacia» para pasar de los debates ideológicos a «la toma de decisiones y actuaciones políticas». «España sabe bien de lo que estamos hablando, acogemos a muchas personas que hoy ya son ciudadanos de pleno derecho de nuestro país», comentó la ministra en alusión a los emigrantes que huyen de «la pobreza, las desigualdades, el hambre y la desesperación», causada, en gran parte, por la desertificación de sus países.
Narbona hizo hincapié en que luchar contra este problema supone un «extraordinario desafío desde el punto de vista de los Derechos Humanos» y no sólo desde la óptica medioambiental. Ante los delegados de Naciones Unidas, lanzó el reto de que esta cumbre «acelere sus resultados» para «pasar de los conocimientos» de las causas y efectos de la desertificación a «políticas a escala internacional» que la «frenen y mitiguen».
La titular de Medio ambiente recordó en este sentido su propuesta de que la Unión Europea se implique en esta lucha con la creación de un Centro Temático contra la Sequía y la Desertificación, para lo que ofreció la actual sede de Usos del Suelo que existe en Barcelona.
El secretario en funciones de la Convención de Naciones Unidas contra la Desertificación, Grégoire de Kalbermatten, anunció asimismo que esta reunión servirá de foro para la presentación del ya anticipado plan estratégico para los próximos diez años. «No es momento para dormirse en los laureles», sentenció, sino de que la ONU promueva de verdad la óptima gestión de los recursos acuíferos y del suelo para garantizar mejores condiciones de vida a la población mundial.
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