El primer ministro francés, François Fillon, conversó ayer por teléfono con el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, para «disipar todo malentendido posible», informó su servicio de prensa francés en un comunicado.

Fillon «aseguró» a su homólogo español que «Francia entendía que la regularización masiva de inmigrantes clandestinos» que había llevado a cabo tras su acceso al cargo era en aquella época «la única solución para poner fin a una situación compleja y delicada», precisa la nota oficial.francesa. Los dos jefes de Gobierno convinieron que la política de inmigración debe «seguir siendo objeto de una estrecha cooperación» entre los dos países, concluye el comunicado.

El pasado domingo, en una entrevista televisada, Fillon dijo que Zapatero lamenta «amargamente» haber regularizado a cientos de miles de inmigrantes indocumentados y «se ha comprometido a no hacerlo de nuevo».

Polémica zanjada

El primer ministro francés François Fillon había hecho ese comentario al defender la política francesa de reconducción a sus países de los sin papeles.

Ayer, Zapatero afirmó en España que no se arrepentía de haber llevado a cabo el proceso de regularización en 2005, un proceso que fue «necesario, conveniente y positivo», y subrayó que «nadie puede trabajar en la ilegalidad».

Antes de que se divulgaran las palabras del presidente del gobierno español, el entorno de François Fillon ya había salido al paso de la polémica incipiente en España.

Fuentes cercanas al primer ministro francés dijeron ayer que éste entendía que el presidente José Luis Rodríguez Zapatero «no tuvo otra opción» que regularizar a inmigrantes indocumentados cuando lo hizo.

Cuando se reunió con el presidente Rodríguez Zapatero en Madrid a finales del mes pasado, François Fillon había entendido que cuando España llevó a cabo la regularización, «no había tenido otra opción, porque las circunstancias en aquella época se lo imponían», señalaron las citadas fuentes.