El beneficio que hay que aprovechar
La Prensa Gráfica, 28-08-2007Ahora, está abierto de nuevo el período de reinscripción para que renueven una vez más su TPS aquellos que gozan de tal beneficio.
A raíz de los terremotos de 2001, pero también por efecto de las muy buenas relaciones políticas existentes entre San Salvador y Washington, una importante cantidad de salvadoreños han sido amparados por un estado de protección temporal (TPS), que les permite trabajar y vivir con tranquilidad en Estados Unidos. Esta protección, como su nombre lo indica, es temporal, lo cual exige renovaciones periódicas, que dependen de la voluntad del gobierno estadounidense; pero en todo caso constituye una situación ventajosa para los que están bajo su alero, sobre todo en estos tiempos de convulsión contra los inmigrantes no documentados en el país del norte.
A nadie que quiera ver las cosas como son escapa que el tema migratorio se ha venido tiñendo de política partidista en Estados Unidos, por efecto principal de una corriente conservadora durísima, que quisiera resolver la problemática migratoria por la vía de la represión, cuando está probado hasta la saciedad, por sucesivas lecciones históricas, que los fenómenos humanos de esta índole sólo se resuelven cuando se crean cauces razonables que atiendan tanto las aspiraciones de los inmigrantes como las necesidades de los países que los reciben. Y en este caso, en el que hay millones de personas envueltas, no podría ser de otra manera, aunque los beligerantes radicales no quieran verlo así.
Ahora, está abierto de nuevo el período de reinscripción para que renueven una vez más su TPS aquellos que gozan de tal beneficio. El proceso vence el próximo 22 de octubre, y, por el momento, la dinámica de reinscripción lleva buen ritmo. Crece, pues, la conciencia de que estar al amparo de la ley es sin duda lo más conveniente.
SOLUCIÓN INTEGRAL EN VEREMOS
Hasta hace poco, los esfuerzos para definir una política migratoria integral en el Congreso estadounidense, y muy especialmente en el Senado, parecían haber tomado buen impulso; pero nada pudo cuajar, por efecto de las grandes diferencias de actitud entre grupos de poder decisorio. Pareciera, al final de cuentas, que nadie quiere arriesgarse en un período preelectoral como el que se vive en Estados Unidos, con un Ejecutivo por salir y la perspectiva del relevo partidario muy viva en el horizonte inmediato. Entre tanto, el problema de los millones de indocumentados sigue presente en la realidad, con todas sus implicaciones legales, económicas, sociales y humanitarias.
Por mucho que se quiera jugar a las dilaciones y a los rodeos, lo cierto es que la cuestión migratoria en Estados Unidos ya no puede sostenerse sin una solución integral, que acoja y atienda los intereses de todos los participantes en esta complejísima temática. Y los participantes son: los inmigrantes como seres humanos, la sociedad norteamericana y los países de origen de los que buscan allá oportunidades de progresar.
En un mundo globalizado como el que vivimos, las migraciones adquieren otro sentido: son vías para compartir el desarrollo ahí donde éste se halle más a la mano. El mundo ya no es un conjunto de compartimientos estancos nacionales, como fue hasta hace poco. Ahora todo se abre y todo fluye, y eso abarca desde luego las aspiraciones y las voluntades de los seres humanos, cada vez más ciudadanos del mundo.
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