TINTA RAPIDA
TINTA RAPIDA: Cayucos silentes
El Mundo, , 27-08-2007Es como la crecida de un río que avanza callado y cauteloso. Va hacia todas partes y sale de un mismo espacio donde se han desbordado las riberas. Es la emigración cubana, una historia de medio siglo de muerte, rupturas familiares, espejismos y delirio que, en los últimos siete años, ha traído a España 42.000 habitantes de aquella isla.
Las autoridades tienen censados ahora en territorio peninsular 82.596 personas de aquella nación, el doble de la cifra que había en 2000, y toman medidas, se preparan, ante el huracán anunciado para los primeros meses del año que viene cuando se debe aprobar una ley que reconoce la nacionalidad a los nietos de españoles.
Allá, desde que hay memoria, independientemente del color de la piel, y sin renunciar a las eventuales raíces de congo o de carabalí, todo el mundo vive convencido de que uno de sus abuelos o de sus bisabuelos nació en una aldea de Galicia, de Asturias o de los alrededores de Santander.
Ha sido una corriente con sordina, discreta. Hombres y mujeres de entre 30 y 39 años que se han ido deslizando en la sociedad y están dispersos en Madrid, Barcelona, Islas Canarias y Valencia, que son los puntos de mayor concentración de los cubanos.
Lo escandaloso, lo interesante de esos números y de esa realidad es que, en los últimos tiempos, cuando la gente debía ver más cerca el fin de la dictadura y la apertura de la sociedad, han llegado a la Península casi 10.000 nuevos emigrantes.
Así es que mientras Fidel Castro agoniza – hace ya 13 meses – y sus escritores fantasmas redactan los panfletos finales, los recelosos hijos de esa nación no abandonan su empeño en dejar solo al heredero con su país en ruinas, los maletines de dinero de Hugo Chávez y la posibilidad de que los sobrinos capitalistas de Ho Chi Minh vayan a La Habana a enseñar comercio y alta política.
El cauce más ancho y poderoso, desde luego, sigue hacia el sur de La Florida. Las balsas entre los tiburones. El tráfico humano. Los viajes por terceros países con documentos falsificados y la contienda por las 20.000 visas anuales que el régimen necesita para bajar el vapor de la caldera y los ciudadanos para vivir en libertad.
Es un río que fluye lejos de las cámaras. Trascienden las travesías espectaculares. El periodismo le contó al mundo entero el viaje de los camionautas, Luis Grass y Marcial Basante, a las playas de Miami en un camión Chevrolet de 1951, de seis cilindros y el caso de Sandra de los Santos, la joven estudiante de Derecho que se envió a sí misma desde Bahamas al Condado Dade en un paquete postal de DHL.
La riada diaria que desangra el país parece que no le importa a nadie.
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