Cuando Diego Fernando Llanos, desaparecido en Colombia junto a otros nueve jóvenes, decidió arriesgarse a emigrar a Estados Unidos, sus familiares consultaron a varios coyotes para buscar la mejor opción, sobre todo en lo económico.

De los cinco localizados, tres son de Cuenca y ofrecieron llevarlo por la ruta Colombia vía terrestre y supuestamente desde ahí en avión hasta México. Los costos oscilaban entre los  12 mil y  15 mil dólares.

Otros dos traficantes en el cantón azuayo Sígsig le ofrecieron la travesía vía Guatemala en barco por  8 mil dólares, y vía Perú, otra coyote del mismo cantón, sin especificar los medios, por  13.500 dólares.

Según los parientes de Diego, los coyotes ahora prefieren seguir la ruta por Colombia,  al parecer por los controles de guardacostas de EE.UU. en la ruta por Guatemala.

Sin embargo, según los familiares de Llanos la ruta por ese país es “peligrosa”. El joven, quien tras un primer intento fallido regresó y contó que fue llevado a Colombia, trasladado a un hotel y encerrado  en una habitación donde había unas  50 personas, otros cuartos también estaban llenos de migrantes, algunos solo con mujeres y niños.

Diego pidió a su hermana Ximena hablar con el coyote para que lo saque, porque había personas que  estaban en ese lugar más de seis meses.

Tras salir del hotel fue llevado en lancha a la isla San Andrés y luego a otra isla en cuya travesía fue arrojado al mar ante la presencia de guardias costeros. Tras salvarse con  otras  30 personas permaneció una semana en ese lugar, donde los coyotes dejaban arroz y atún hasta continuar el viaje, lo que no ocurrió, y tras ser localizados por la Policía fueron deportados. En el segundo intento desapareció, relata su hermana Ximena.

Familiares de Jaime Sinchi, otro de los desaparecidos, agregaron que su pariente tras llegar de Ecuador fue alojado en el hotel Así es mi tierra, en Cali, desde donde siguió el viaje vía marítima.