"Tenemos que persistir para que los maltratadores se sometan a tratamiento"
Diario de noticias de Alava, , 25-08-2007vitoria. La Policía Local de Vitoria ha tramitado en lo que va de año 60 denuncias y más de 230 mujeres han sido atendidas en los servicios sociales del Ayuntamiento. Son datos que conoce bien la coordinadora del Servicio de Atención a la Mujer del Departamento de Intervención Social.
En seis meses han acudido por primera vez al Servicio de Atención 62 mujeres, frente a los 73 nuevos casos de todo 2006. ¿Aumenta la petición de ayuda?
Ha incrementado la visibilización del problema y de los recursos de apoyo y, por ello, cada vez más mujeres acuden a los servicios sociales. Y es que son muchas las vías desde las que pueden acceder: el teléfono 24 horas, el servicio de asistencia a la víctima y las trabajadoras sociales de base, entre otras. En ocasiones, la sala de Urgencias constituye otra puerta de acceso.
La Policía local ha tramitado 60 atestados por maltrato, a pesar de que la cifra de mujeres atendidas en los servicios sociales asciende a 234. ¿Miedo a denunciar?
Efectivamente, el temor al agresor es uno de los principales obstáculos a la hora de poner una denuncia. Sin embargo, hay muchas mujeres que, prescindiendo de interponer una, optan por separarse de su pareja. También hay quienes, por su ideario cultural, no contemplan esta posibilidad.
¿Es éste el caso de las mujeres inmigrantes?
No siempre, pero es cierto que son colectivos con otra forma de funcionar. Las trabajadoras sociales están haciendo un gran esfuerzo en conocer mejor sus patrones culturales.
El 38% de las atendidas son extranjeras. ¿Es desmesurada esta cifra, con respecto al número de inmigrantes en la ciudad?
Es cierto que el porcentaje de personas extranjeras que acude a los servicios sociales es mayor a la representatividad de la población inmigrante en Vitoria, que supone el 7,8% del total. Sin embargo, hay un importante factor que explica esta cifra: se trata de un colectivo especialmente vulnerable y sin otro tipo de ayudas.
¿Se refiere a que las mujeres españolas tienen otras vías de apoyo?
Sí, porque, al contrario de las nacionales, las extranjeras no suelen contar con familiares o amigos a los que pedir ayuda. Además, en muchos casos no realizan una labor profesional que les proporcione autonomía económica. El idioma es otro de los obstáculos añadidos a su problemática.
¿De dónde proceden la mayoría de inmigrantes que solicitan atención?
De América del Sur, aunque también vienen muchas argelinas y marroquíes. No obstante, el perfil general es el de mujeres españolas con una media de 38 años. De todas formas, hay que destacar que el de la violencia de género es un problema universal que tiene sus bases en la desigualdad. Se da – en mayor o en menor medida – allí donde hay un hombre y una mujer.
Los agentes municipales destacan que cada vez se dan más casos entre parejas jóvenes.
Nuestra sociedad, en general, no vive uno de sus mejores momentos en relación con la violencia, y los jóvenes reproducen los comportamientos agresivos. De todas formas, no es que aumenten los malos tratos entre ellos sino que cada vez son más quienes deciden hacerles frente, ayudados por el aumento de los recursos sociales.
Policía, jueces, trabajadores sociales… ¿Es la colaboración la clave en la lucha contra el maltrato?
Es esencial para proporcionar una asistencia integral. Y, en esto, una vez más, el Ayuntamiento de Vitoria es un referente, ya que el plan municipal desarrolla un modelo multiprofesional.
¿En qué consiste?
Se trata de que los distintos departamentos contribuyan en la asistencia a las víctimas de maltrato. El Departamento de Empleo, por ejemplo, facilita la búsqueda de trabajo a las víctimas. Se implican también otras áreas, como Vivienda, Juventud y Educación. Este trazado garantiza una atención global y proporciona cierta seguridad.
¿Y los centros de salud?
Aún no se ha trabajado suficiente en este campo, pero se está promoviendo la cooperación con los médicos. Ellos, en algunos casos, pueden detectar el probema y remitir a las mujeres a los recursos de apoyo.
Y cuando una mujer maltratada no quiere poner una denuncia, ¿qué postura adoptan las profesionales?
Desde los servicios sociales se apoya a la víctima tome la decisión que tome. Evidentemente, las trabajadoras les informan del riesgo que supone volver con el agresor, pero, si deciden hacerlo, les indican ciertas pautas para garantizar su seguridad.
También los agresores pueden someterse a tratamiento, pero ¿qué posibilidades de éxito hay?
Es una cuestión delicada. Para que el programa sea eficaz, la adhesión tiene que ser voluntaria y, por ahora, pocos maltratadores se someten al tratamiento. Además, el 60% de quienes lo comienzan lo abandonan antes de finalizarlo. Eso sí, entre quienes lo cumplen hasta el final, el nivel de éxito es considerable.
¿Consiguen los agresores cambiar de conducta?
En muchos casos se logra que pongan en cuestión ciertos patrones de conducta, que son los que después desencadenan en maltratos. Personalmente, creo que hay que persistir en esta vía. Para las mujeres que, a pesar de haber sido maltratadas, deciden seguir con la relación, es vital que su pareja aprenda a controlar el comportamiento agresivo.
¿Y en el caso de que la pareja se separe?
También, porque si el agresor no cambia su conducta, la repetirá con el resto de mujeres con las que entable una relación.
¿Cuáles son de ahora en adelante los retos de los servicios sociales?
Seguir reforzando el sistema municipal; aunque es ejemplar en muchos aspectos, siempre hay que afinar. Además, frente a los maltratos no se puede bajar la guardia.
(Puede haber caducado)