‘Tren de los mutilados’ deja varados a ‘ilegales’
El Universo, , 22-08-2007| EFE – AP
Suspende servicio. El tren utilizado para llegar hasta la frontera con EE.UU. cesó operaciones.
Aislados, hambrientos y temerosos de ser víctimas de la delincuencia o de ser forzados por la policía mexicana a regresar a su país, cientos de migrantes sin papeles esperan aún el paso del tren en Tenosique, al lado de la frontera con Guatemala.
Millares de migrantes quedaron abandonados a su suerte cerca de la frontera con Guatemala, porque un tren estadounidense dejó de pasar por el lugar a finales del mes pasado.
Los migrantes –que durante décadas se habían encaramado a los vagones de carga del tren que llegaba a la frontera con EE.UU.– desconocen al parecer que el ferrocarril suspendió las operaciones el 29 de julio.
En Tenosique, última población de cierta magnitud hasta el límite con Guatemala, los migrantes parecen no cansarse de divisar con ojos soñadores el punto donde se pierden las vías férreas, pese a que a algunos ya no les alcanzan los dedos de la mano para contar los días que llevan allí.
Cada vez son menos los que permanecen acampados en la comunidad aledaña de El Faisán esperando el ansiado arribo del tren con el que iban a iniciar su larga y trabajosa travesía hacia Estados Unidos.
Algunos fueron repatriados por el Instituto Nacional de Migración mexicano y otros se refugiaron en la selva.
Los más atrevidos, sin embargo, continúan firmes sobre las vías del tren, aunque lamentan su situación y la de sus compañeros de viaje que dejaron atrás el “sueño americano” en días pasados.
“Ya no pudieron aguantar, ni las mujeres ni los niños”, dice José Martínez, un indocumentado guatemalteco para el que regresar a su país no solo significa un fracaso sino también volver a una realidad no muy diferente de la actual.
“No estamos bien, por eso salimos de nuestra casa y dejamos todo, porque no hay ni para comer”, agrega.
Martínez, de unos 40 años, pretende reanudar el camino pronto aunque no pase el tren que le iba a conducir hasta el estado mexicano de Veracruz, también en el Golfo de México, pero más al norte y después del cual solo le restará cruzar el estado de Tamaulipas para alcanzar la frontera con EE.UU.
La opción que le queda es conseguir alguno de los escasos vehículos que pasan o lanzarse a una caminata de decenas de kilómetros hasta llegar a otro punto de la vía del tren donde el servicio funcione.
Otro de ellos, Miguel López, es uno de los más resistentes, pues ya hace un mes que salió de su país y no se amedrenta pese a las dificultades.
No solo le duele no poder continuar en tren el viaje, sino también sus pies, llenos de ampollas y llagas, y especialmente las fotografías que guarda de las hijas que dejó con su madre.
“Otros lo han logrado”, afirma esperanzado sobre algunos vecinos que están trabajando en EE.UU., mientras permanece escondido de los agentes federales que coordinan el programa de repatriación voluntaria.
A sus 35 años, López confía en que tarde o temprano la policía se marchará y que el tren reanudará sus actividades.
Las de Martínez y López son solamente un botón de muestra de las miles de historias trágicas que se cuentan en el lugar, desde el testimonio del que perdió a su hermano en el 2006 al ser arrollado por el tren hasta el que vio cómo violaban a sus hermanas.
“La gente de los pueblos no se mete con nosotros, el peligro está de noche cuando salen esos que asaltan”, relata Luis Sánchez, otro indocumentado.
CIFRAS: Retorno
1.107
Varados. Es la cifra de sin papeles repatriados la semana pasada.
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