El número de trabajadores extranjeros que se han afiliado a la Seguridad Social en el mes de julio se ha incrementado un 15,6% con respecto al mismo mes del año pasado, una tasa que duplica a la registrada a nivel estatal.

lAS estadísticas reflejan cada mes un fuerte incremento de la entrada de trabajadores extranjeros en las listas de la Seguridad Social en la Comunidad Autónoma del País Vasco. Un incremento que, en primer lugar, beneficia a la fuerza productiva del territorio y, en segundo lugar, redunda en otro incremento no menos importante: el que influye de manera positiva en la imagen de integración de estos extranjeros en la sociedad vasca. A lo largo del pasado mes de julio se registraron en la Seguridad Social 45.417 foráneos, cifra que supone un incremento del 15,60% con respeto a la cantidad registrada el mismo mes del pasado año. Los datos del Ministerio de Trabajo arrojan otra cifra significativa: este incremento duplica el registrado a nivel estatal, que se situó en el 7,87%. Por territorios, es Bizkaia la provincia que más extranjeros inscritos acoge, 19.041, después Gipuzkoa, con 15.494 y finalmente Araba, con 10.882. Y si se atiende a la modalidad de registro en el organismo, una amplia mayoría entra en el régimen general (32.635), por únicamente 5.811 en autónomos. En Nafarroa, el incremento en el mismo mes fue del 11,79%, la mayoría de ellos también en régimen general. Por otra parte, en el análisis aparece un dato que parece contradictorio con la percepción social: la mayoría de los inscritos procede de Portugal, seguida de ciudadanos colombianos, ecuatorianos, rumanos y marroquíes. La valoración de unos datos que, inmersos en una simple estadística no parecen decir nada, nos acerca a un fenómeno, el de la inmigración, que cada año gana en importancia en la sociedad. Y si se atiende a la estadística, esa influencia parece creciente en Euskadi, con incrementos que duplican las cifras estatales. La puerta de la Seguridad Social parece una de las más fiables a la hora de aplicar el concepto de igualdad al trabajador extranjero. Las principales quejas de numerosos colectivos sociales cuando se les pide que valoren el fenómeno de la inmigración se dirigen hacia dos conceptos que forman eslabones de una misma cadena: desigualdad e inseguridad. Esta lectura, sin duda parcial pero lícita desde el punto de vista humano, se ve corregida por los datos de afiliación a la Seguridad Social. Porque la legalidad que adquiere un trabajador cuando se inscribe en un órgano oficial como el mencionado queda impresa en su contrato con una pátina que aporta seguridad al resto de la sociedad. Igualdad porque el trabajador extranjero pasa a ser medido por el mismo rasero que los autóctonos, y seguridad porque contribuyen con su esfuerzo a esa bolsa común que compartimos entre todos, circunstancia que no se produce en el resto de casos de trabajadores que llegan a Euskadi desde otro país y comienzan a trabajar en condiciones casi de explotación obligados por patronos que no entienden de legalidad.