E.CALVO

LAS PALMAS. La llegada a costas españolas de siete embarcaciones clandestinas y los 400 inmigrantes que viajaban en ellas han terminado con la calma que ha caracterizado los últimos meses. Desde este domingo cinco barquillas han alcanzado Canarias; la última tocaba ayer tierra sin ser detectada por los sistemas de vigilancia en la playa de San Miguel de Tajao, en el municipio tinerfeño de Arico, con 57 indocumentados subsaharianos a bordo.

Esta semana, agentes de la Guardia Civil expresaban en declaraciones a este periódico su malestar por la carencia de medios a la que se enfrentan en la lucha contra la inmigración ilegal. «En islas como Lanzarote el Sistema Integral de Vigilancia Exterior deja de estar operativo ocho horas diarias y se cuela alguna expedición».

No fue el caso de los 28 indocumentados que desembarcaban ayer en Arguineguín, Gran Canaria, rescatados por Salvamento Marítimo a 215 millas de la isla. La noche anterior lo hacían 67 más. Al mismo tiempo, el `Hamal´ alcanzaba a Motril a 82 indocumentados, cinco de ellos menores, que habían interceptado a bordo de dos pateras. Los inmigrantes de estas últimas embarcaciones se encontraban en aparente buen estado de salud.

Los que no tuvieron tanta suerte fueron los integrantes de la expedición localizada este domingo a 80 millas de Fuerteventura por el pesquero «Nuevo Urrusola». La patera había partido del Sahara y once de sus ocupantes, entre ellos dos menores, fueron lanzados por la borda por sus compañeros. Cuando el pesquero localizó al grupo, otro de los inmigrantes había perdido la vida; y uno más fallecía este lunes en un hospital grancanario.

Mil «sin papeles» en los centros

De esta expedición, ayer continuaban hospitalizados siete indocumentados con deshidratación, desnutrición y descomposición de las fibras musculares. Uno de los inmigrantes evacuados, una mujer embarazada de tres meses que viajaba con su marido, evoluciona favorablemente.

En lo que va de año, son ya unos 6.200 los inmigrantes los que han alcanzado las costas canarias, siete mil menos que en 2006. En estos momentos, son unos mil los «sin papeles» que ocupan los centros de internamiento del Archipiélago.