Una joven de 20 años apuñalada por su ex pareja en la tarde del pasado domingo en Gandía (Valencia) fallecía en la madrugada de ayer cuando era trasladada a un hospital de la capital. El presunto agresor, que ha sido detenido, tenía una orden de alejamiento por malos tratos. S.C., de nacionalidad rumana, caminaba con su hija de tres años y un amigo por el paseo marítimo Neptuno de la localidad cuando su ex compañero sentimental le asestó 12 puñaladas en el cuello, el tórax y las nalgas.

La víctima fue atendida por efectivos sanitarios en una tienda cercana al lugar de los hechos y trasladada al Hospital Francesc de Borja de Gandía donde fue intervenida, aunque la gravedad de las heridas obligó a su traslado al Hospital Clínico de Valencia, donde falleció a las dos de la madrugada.

El presunto agresor, identificado como M.Z.C, de 23 años y origen rumano, fue detenido minutos después de la agresión cerca del lugar de los hechos por agentes de la policía local que patrullaban la zona.

El hombre de origen ecuatoriano que acompañaba a la víctima resultó herido en un riñón y el tórax y fue atendido por miembros de la Cruz Roja. El carácter de sus heridas obligaron a su ingreso en la Unidad de Reanimación del Hospital La Fe de Valencia.

La víctima número 51 de violencia de género en lo que va de año en España había presentado una denuncia por malos tratos contra su ex pareja. El juzgado de Gandía dictaminó el pasado mes de julio una orden de alejamiento de 300 metros contra el ahora presunto agresor, el pago de una cantidad mensual de 150 euros y una régimen de visitas a la hija en los días festivos.

Rechazo

Tras el apuñalamiento, la hija de la pareja estuvo acompañada en comisaría por su tía, hermana del presunto agresor. En estos momentos, la custodia de la niña se encuentra a cargo de la Generalitat Valenciana.

Por otra parte, en la mañana de ayer un centenar de personas se concentraron en las puertas del Ayuntamiento de Gandía para condenar la muerte de la joven. Durante el acto, al que asistieron entre otros el alcalde de la localidad, José Manuel Orengo y los portavoces de los grupos municipales, se leyó un manifiesto en el que se condena «de la forma más contundente» el crimen y se subraya que la violencia es «la muestra más cobarde e ilegítima de rechazo por motivo de género», por lo que debe ser «denunciada, castigada y prevenida con toda la fuerza de la ley».