Mueren 13 subsaharianos de hambre y sed tras siete días a la deriva desde el Sáhara a Canarias

El Mundo, ANA DEL BARRIO, 21-08-2007

Los supervivientes de la patera arrojaron 11 cadáveres por la borda, entre ellos, los de dos menores El PP critica la ausencia del Gobierno y dice que el «balance de inmigración este verano es la muerte» Llegaron exhaustos, idos, con la mirada perdida y el rostro de la muerte en sus caras. Vieron cómo sus compañeros iban falleciendo de hambre y deshidratación y tuvieron que arrojar 11 cuerpos por la borda, entre ellos, los de dos menores de edad.


Otro de los inmigrantes llegó cadáver a Fuerteventura y el último pereció en el Hospital Insular de Las Palmas de Gran Canaria, al no poder subsistir tras las graves quemaduras que sufrió al impregnarse con el combustible de la patera.


Los 27 supervivientes relataron ayer a su llegada a la isla de Fuerteventura el auténtico calvario que vivieron durante una semana; siete días de infierno desde que salieron de las costas del Sáhara Occidental hasta que fueron auxiliados por el barco pesquero Nuevo Urrusola, al sur de la isla de Fuerteventura.


La intervención del buque atunero fue decisiva para evitar una tragedia mayor, ya que la patera se hundió a la media hora del rescate. Según el relato del coordinador de Protección Civil en el Cabildo de Fuerteventura, Francisco Torres, que atendió a los sin papeles, los marineros se emplearon a fondo para salvar la vida a los subsaharianos.


«La patera tenía agua en su interior. Un marinero, que era marroquí, saltó del barco hasta la embarcación para reanimar a uno de los inmigrantes que no respiraba. Al final, fue uno de los que sobrevivió», relató Torres a este diario.


Los clandestinos se aventuraron a la peligrosa travesía sin tan siquiera llevar víveres y, al poco tiempo de salir desde las costas del Sáhara, se les averió el motor. Por este motivo, los subsaharianos – algunos procedentes de Nigeria y de Mali – arribaron a las islas Canarias en muy mal estado, y 13 de ellos tuvieron que ser evacuados en helicóptero. Ocho fueron hospitalizados y tres de ellos se encontraban en estado grave: dos de los inmigrantes aquejados de hipotermia se recuperaban ayer, mientras el tercero fue el que falleció a causa de las quemaduras. Los momentos dramáticos se sucedieron tras el rescate, ya que, a su llegada al puerto del Gran Tarajal en Fuerteventura, uno de los subsaharianos preguntaba desesperado por su mujer, que había sido evacuada previamente en helicóptero. Cuando por fin le comunicaron que se encontraba fuera de peligro, el joven rompió a llorar.


«Más que las palabras, lo que te impresiona son las caras que traen. Las miradas perdidas. Están como zombis después de lo que han vivido y tardan tiempo en reaccionar. Sólo se recuperan cuando les empezamos a suministrar bebidas calientes», afirmó el responsable de Protección Civil en Fuerteventura. Esta nueva tragedia se produce apenas un mes después del naufragio de un cayuco cerca de Tenerife en el que murieron unos 50 inmigrantes engullidos por olas de más de cinco metros.


Desde el PP mostraban ayer su consternación por este nuevo drama en aguas del Atlántico: «El Gobierno sigue mirando para otro lado frente a esta tragedia. Este verano, el balance de la inmigración es la muerte. El drama no es cuántos llegan sino cuántos se quedan en el camino. Frente al discurso grandilocuente del Ejecutivo, la realidad es dramática», manifestó la secretaria de Política Social del PP, Ana Pastor.


Mientras tanto, en menos de 24 horas, cerca de 300 inmigrantes han alcanzado las costas canarias. A los 27 que lograron sobrevivir a la tragedia, se suman otros 120 que llegaron al sur de Tenerife y otros 145 a Gran Canaria. A las costas granadinas arribaron 80 sin papeles. La marina senegalesa interceptó, además, un cayuco con 87 personas que también se dirigían a Canarias.

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