Trece subsaharianos mueren de sed tras seis días a la deriva al sur de Canarias

El País, J. LAFUENTE / T. BÁRBULO, 21-08-2007

Trece inmigrantes, dos de ellos menores, murieron de sed tras intentar alcanzar las costas de Canarias en una patera que zarpó hace una semana del Sáhara Occidental y que estuvo seis días a la deriva. Un pesquero la divisó el domingo por la mañana, 85 millas al sur de Fuerteventura, y rescató a sus 29 ocupantes, entre los que había un cadáver. Los supervivientes declararon que habían tirado por la borda los cuerpos de otros 11 compañeros que habían empezado a pudrirse. Media hora después del rescate, la barca se fue a pique. Otro de los subsaharianos falleció ayer en el hospital.

El pesquero Nuevo Urrusolo, de 26 metros de eslora y con base en Arrecife de Lanzarote, faenaba el domingo por la mañana a 85 millas al sur de Fuerteventura cuando avistó una patera a la deriva. Al acercarse, los pescadores comprobaron que a bordo viajaba una treintena de subsaharianos. “La barquilla estaba casi llena de agua y desprendía un olor nauseabundo. Sus ocupantes tenían los rostros desencajados y hacían débiles gestos de auxilio”, declaró a este periódico el coordinador del Servicio de Emergencias de Fuerteventura, Fran Torres.

La tripulación decidió subirles a bordo y abrigarlos con sus propias ropas. Al hacer el recuento, los marineros comprobaron que, de los 29 rescatados, uno estaba muerto. “Algunos inmigrantes que todavía tenían fuerzas para hablar les contaron que siete días atrás habían zarpado de la costa del Sáhara Occidental y que a las pocas horas se les había averiado el motor, por lo que llevaban seis días a la deriva”, relata Fran Torres. “También dijeron que, además del cadáver que habían rescatado, otras 11 personas, dos de ellas menores, habían fallecido durante los siete días que llevaban en el mar”, añade David, coordinador de los equipos de rescate de Cruz Roja en la isla. “Les explicaron que habían tenido que arrojar sus cuerpos por la borda porque se estaban pudriendo y despedían muy mal olor”.

El capitán del Nuevo Urrusolo alertó a Salvamento Marítimo y, durante 30 minutos, recorrió el área en busca de cadáveres, sin éxito. En ese tiempo, la patera se fue a pique. “Si el pesquero hubiese llegado un poco más tarde, se habrían ahogado todos”, dice Fran Torres.

El Nuevo Urrusolo puso proa hacia el puerto de Gran Tarajal, al sureste de Fuerteventura. En torno a las cinco de la tarde (hora local), cuando se hallaba a 35 millas de la isla, fue alcanzado por dos helicópteros de Salvamento Marítimo, que izaron a los tres inmigrantes más graves – uno de ellos era una mujer embarazada – y el cadáver y los llevaron a Las Palmas. Dos de los subsaharianos, aquejados de hipotermia y deshidratación, fueron ingresados en el Hospital Doctor Negrín y el otro, que presentaba quemaduras graves, fue llevado al Hospital Insular de Gran Canaria y falleció ayer por la tarde.

Hacia las ocho de la noche, un helicóptero medicalizado se situó sobre el Nuevo Urrusolo y lanzó mantas y alimentos. Pero el capitán del barco alertó a la aeronave de que, a pesar de la ayuda, el estado de algunos subsaharianos hacía dudar que pudieran llegar con vida a puerto. El helicóptero izó entonces a otros diez inmigrantes. Todos ellos sufrían hipotermia y deshidratación. Cinco fueron ingresados en el Hospital Doctor Negrín y los otros cinco, en el Hospital Insular de Gran Canaria.

El Nuevo Urrusolo llegó al puerto de Gran Tarajal a la 1.45 de la madrugada de ayer. A bordo, agrupados en la cubierta de popa, viajaban los 15 inmigrantes que se hallaban en mejor estado. Tres de ellos tuvieron que ser desembarcados en camillas. Los demás fueron atendidos en el muelle. “Pero cuando les dimos agua y alimentos, vimos que algunos los expulsaban inmediatamente”, manifestaron dos voluntarios de Cruz Roja. Los médicos comprobaron que presentaban cuadros de deshidratación e hipotermia.

“Los inmigrantes les contaron que habían bebido agua de mar mezclada con orines”, revela Torres. La ingestión de agua salada debió acelerar y agravar su deshidratación. José Luis Pestano, médico del Instituto Anatómico Forense de Canarias, explica que en esos casos “el agua de mar actúa como un veneno. Provoca una descompensación de sales y el organismo reacciona enviando al intestino sus reservas de líquido. Como consecuencia, se produce una diarrea que deshidrata en cuestión de pocos minutos. Ese proceso hubiese sido más lento si sólo hubieran bebido sus orines”.

Ocho de los 15 desembarcados fueron trasladados al Centro de Salud de Gran Tarajal. Uno de ellos recibió el alta, pero los otros siete fueron ingresados en el Hospital General de la isla. Los siete restantes, que se hallaban aparentemente bien, fueron trasladados a la Comisaría de Puerto del Rosario y, desde allí, al centro de internamiento de extranjeros de El Matorral.

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