Siete mil inmigrantes menos

ABC, 20-08-2007

POR ERENA CALVO

LAS PALMAS. Naufragaron a 80 millas (unos 130 kilómetros) de las costas majoreras. Viajaban en una pequeña embarcación clandestina, una patera, que les abandonó a su suerte cuando se aproximaban a Fuerteventura. La expedición, formada por una veintena de inmigrantes subsaharianos, podría haber partido de la costa de Marruecos o el Sahara, explican a este periódico fuentes de Salvamento Marítimo. Uno de sus ocupantes no lograba superar el viaje.

Era la primera embarcación clandestina que alcanzaba Canarias desde hacía ya casi cuatro días, y lo conseguía a duras penas. La última barquilla llegaba a Lanzarote con veinte indocumentados a bordo el 16 de agosto. A diferencia del pasado año, cuando la avalancha de cayucos no dejaba prácticamente descanso (en todo 2006 fueron 30.000 los «sin papeles» que alcanzaron las Islas), los ocho primeros meses de 2007 han sido de relativa calma. En este tiempo han sido 5.686 los inmigrantes que han tocado tierra canaria, frente a los 13.096 que lo hicieron en el mismo período del año pasado. Atrás quedaron las imágenes de miles de inmigrantes saturando los centros canarios, y de cayucos cargados de personas entrando uno tras otro en el muelle de Los Cristianos.

Este descenso se debe al incremento de los controles de España y Frontex en las costas senegalesas y mauritanas, además del mayor número de repatriaciones y del aumento de la vigilancia de los países emisores tras la firma de distintos acuerdos de colaboración con el Gobierno español.

Más vigilancia. más peligro

Sin embargo, fuentes de la Guardia Civil, Cruz Roja y Salvamento Marítimo que trabajan con los indocumentados señalan que al aumentarse los controles en Mauritania y Senegal, de donde partían la mayoría de cayucos que alcanzaron Canarias en 2006, las mafias que trafican con seres humanos se han desplazado a puntos más al sur de la costa africana. «Cada vez hacen viajes más largos y no tienen la posibilidad de hacer escalas para aprovisionarse de alimentos, bebida o carburante». Con el aumento de la vigilancia en esta zona del vecino continente, y sin cerrarse del todo esta ruta, los indocumentados buscan nuevas salidas o retoman las antiguas, como la vía de Marruecos y el Sahara.

Como la expedición que alcanzaba ayer Fuerteventura con un inmigrante muerto. Los helicópteros que Salvamento y el Servicio Aéreo de Rescate enviaron en su búsqueda lo recogían ya sin vida. Otros tres compañeros suyos también eran evacuados y derivados al Hospital Doctor Negrín y al Insular, en Gran Canaria, con hipotermia, deshidratación y quemaduras de los roces producidos con la patera.

El resto del grupo se dirigía ayer a última hora hacia el muelle de Gran Tarajal, en Fuerteventura, a bordo del pesquero «Nuevo Urrusola» que dio la voz de alarma al descubrir a la expedición en el momento en que la embarcación comenzaba a hundirse. Los miembros del pesquero decidieron rescatar a los indocumentados y trasladarlos a tierra firme, como hiciera hace tan solo unos días el crucero `Jules Verne´ con un grupo de indocumentados cerca de Malta, y como han hecho otros tantos evitando cientos de muertes.

Los que no tuvieron tanta suerte fueron los más de cincuenta subsaharianos que perdían la vida hace ahora un mes a 185 kilómetros de las costas de Tenerife al volcar el cayuco en el que navegaban. La embarcación había perdido toda estabilidad; sin motor y con alguna vía de agua era sacudida fuertevemente por un mar embravecido. Los medios de Salvamento Marítimo no pudieron hacer mucho por ellos.

Los inmigrantes gritaban y se balanceaban dentro del cayuco; se salvaron 48, otros cincuenta (hasta setenta según el testimonio de los supervivientes) cayeron a las profundidades del océano. Sólo cuatro cadáveres fueron recuperados.

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