La ciudad ya no se queda desierta en agosto y, ni siquiera, el Día de la Virgen, festivo por antonomasia. Aunque es cierto que la mayoría de las cafeterías, bares y restaurantes echan la persiana, la estampa de la Gran Vía de ayer era bien distinta de la de años atrás. Y no sólo por las obras de asfaltado, que debido a la maquinaria y a los obreros dan vida a una de las principales arterias de comunicación urbana, sino porque también se pudieron ver coches durante prácticamente todo el día.

Los trabajos de asfaltado van muy avanzados hasta el punto de que hoy o mañana se podrá empezar a señalizar y a colocar las tapas de alcantarillado.

En otras calles, como la avenida Alfonso X se podía ver gente tomando el aperitivo antes de comer o tomando un helado en la plaza de Santo Domingo. Por no hablar de barrios como San Andrés o El Carmen que, por la población inmigrante, siguen registrando actividad incluso días festivos y fines de semana.