"Se busca hispano y con papeles"

El Periodico, CATALINA GAYÀ / EDWIN WINKELS, 15-08-2007

Están a ambos lados de la mesa, como cliente y como camarero. El que pide el café es argentino y la que lo sirve también. Los dos están en Barcelona. Él de vacaciones y ella, buscándose la vida y trabajando de camarera en una cafetería del centro de Barcelona. Ella no es la única extranjera que trabaja en el local: seis de sus siete compañeros también nacieron fuera de España. En el bar de la esquina, lo mismo: quienes cantan cafés, cortados, carajillos y menús son suramericanos. En la cocina, abundan los filipinos.
En Catalunya, en verano, dos de cada tres trabajadores en hostelería son extranjeros, según un informe de la empresa Randstad. En los hoteles, según dicho estudio, la cifra aún es más elevada: casi el 100% de las camareras de piso son de origen extranjero. Barcelona es polo de atracción de estudiantes extranjeros y de inmigrantes. Ambos tienen una puerta de entrada laboral en el mundo de la hostelería. El de camarero, pasaplatos y lavaplatos suelen ser trabajos que la población local no acepta fácilmente tanto por la dureza – – más de ocho horas a ritmo frenético – – como por los bajos sueldos – – unos 6 euros la hora.
El cartel de se busca camarero por horas ya es parte del mobiliario urbano. Incluso los hay con especificaciones. “Se busca lavaplatos de habla hispana y con papeles”, se leía en un restaurante de la Barceloneta hace unas semanas. A principios de mes, el mismo Gremio de Restauración de Barcelona alertaba de que el sector vive “una revolución” en cuanto al personal y de la falta de formación de estos trabajadores.
La chica argentina que sirve café al turista argentino era universitaria en su país y aprendió a servir café con el delantal ya puesto. En un año, ha pasado por varios restaurantes, ha tenido como compañeros a muchos extranjeros y a casi ningún catalán. De momento, canta el café con acento del otro lado del Atlántico. Jessika Lobato, venezolana, es relaciones públicas en un chiringuito. Antoine Sakr, libanés, es camarero convencido en un restaurante vasco. Sonia, portuguesa, y Fanny, ecuatoriana, son camareras en el Hotel Pulitzer. Aquí están sus historias.

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