Serviciales y muy buenas trabajadoras

El Periodico, CATALINA GAYÀ / EDWIN WINKELS, 15-08-2007

Celia es de Madrid y Ana María de Sevilla. “En realidad, también somos inmigrantes”, dicen las dos mujeres en la terraza del Hotel Pulitzer, en pleno centro de Barcelona. Ellas son las gobernantas del establecimiento, las que supervisan, entre otras cosas, que las habitaciones queden cada día pulcras. Ellas mismas eran, en tiempos no muy remotos, camareras de piso, como tantas chicas y mujeres españolas más. Ahora, en el Pulitzer, el 90% de las 13 camareras de piso son extranjeras, como en prácticamente todos los hoteles. Según el informe de Randstad, alcanzan casi el 100%. En este hotel barcelonés de cuatro estrellas en la calle Vergara, Emma es la única de aquí, de Barcelona, que se dedica a limpiar las habitaciones.
“A la mujer española este trabajo ya no le interesa. Todos los currículos que recibimos son de chicas extranjeras, la gran mayoría de América Latina”, dicen Celia y Ana María. Están contentas de cómo trabajan, “son muy trabajadoras” aunque “tienen una mentalidad diferente que nosotras y nos cuesta un poco más explicarles las cosas”. Un aspecto del carácter sobresale: “Son muy serviciales”.
El equipo de camareras de piso del Pulitzer asiente con una amable sonrisa. Cristina se ha puesto un poco de pintalabios para la foto. Ella es de Ecuador, como la mayoría, y hay otras de Perú, Portugal y Brasil. Dicen que les gusta el trabajo, que las tratan bien. Será por eso que casi todas ya llevan en el hotel desde su inauguración, hace tres años. Cada una debe limpiar cada día 14 habitaciones, con media hora de trabajo por habitación en un turno que va de las ocho de la mañana hasta las cuatro de la tarde. “Hay hoteles donde les obligan a hacer más habitaciones, pero es casi imposible hacerlo bien entonces”, dicen las gobernantas.
Explican Celia y Ana María que ellas también vienen “de abajo” y que saben qué es limpiar una habitación de un hotel, con todo tipo de clientes y exigencias. “Es un trabajo muy duro, y por eso te tiene que gustar, si no no aguantas”. Julián, el subdirector del hotel, añade que no solo las camareras de piso son extranjeros. “Casi todo el personal los es, desde la recepción hasta el restaurante”. Muchos de ellos con una ventaja sobre los españoles: hablan otros idiomas.

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