FOTOGRAFIA / Arnuero (Cantabria) / Exposición

Fernando Quintela retrata el drama de la inmigración

El Mundo, GUACIMARA CASTRILLO, 15-08-2007

El periodista y fotógrafo Fernando Quintela narra en una muestra «el lado más humano» de un pasajero de cayuco. Una selección fotográfica que puede llegar a sobrecoger al espectador a través de sus imágenes sin edulcorantes.


Rostro serio y mirada perdida en el horizonte de un océano en el que se abrazan la soledad y la esperanza. Es una de las imágenes que nos trasladan a la realidad de Gbssay o de cualquiera de los miles de africanos que cada día esperan tener pasaje en un cayuco rumbo a España. Gbssay está en la antesala del horror y, también, en «la antesala del espectáculo». Llegamos a él a través del objetivo de Fernando Quintela (Madrid, 1967), que estos días comparte su experiencia en la exposición Latitud 20ºN, Longitud 37ºW. Una serie de 17 imágenes que recala en el Observatorio del Arte de Arnuero (Cantabria).


El testimonio gráfico recoge «la historia de un chaval que quería abandonar su país», explica el propio Quintela. El periodista y fotógrafo – además de responsable de contenidos de EL MUNDO TV – se convirtió, en el verano de 2006, en testigo directo de la historia, que fue filmada por esta productora para el reportaje El cayuco del infierno. Un año después, Quintela ha querido rememorar aquella vivencia «desde el lado más humano y huyendo de su parte espectacular». Esa parte, opina, «ya la vemos muy a menudo en los telediarios; los muertos, los menores, las embarazadas, las cifras… ¡El fracaso!», apostilla. Su intención es contar, a través de estas instantáneas, «el drama de la persona, pero dejando a un lado el morbo».


Latitud 20ºN, Longitud 37ºW descubre, en palabras del fotógrafo, «cómo se cuece ese espectáculo que vemos en la televisión». La prueba está en imágenes como La esperanza, con la que arranca la exposición y que simboliza la organización mental del viaje de Gbssay. Otras son El lamento, El olvido, La conformidad, El camino, El agotamiento, La duda o Mafia. Un viaje en blanco y negro que centra la luz allí donde se cruzan las emociones y enfoca el lado más oscuro de la realidad.


«Podría haber utilizado un gran angular para deformar la imagen y resultar más efectista», indica el fotógrafo, «pero no era esto lo que buscaba». Lo importante, continúa, «era narrar esa crueldad y, para ello, me decido por utilizar sólo un objetivo, un 50 milímetros, y huir de composiciones llamativas».


Lo que no vemos ni en la exposición ni en los medios de comunicación, argumenta Quintela desde su experiencia personal, es «la violencia» del viaje en cayuco. La avalancha de sufrimiento físico y de emociones que se viven entre esas endebles maderas apuntaladas es «inimaginable, no se puede contar ni con imágenes ni con palabras», asegura el fotógrafo.

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