LA DERIVACIÓN de menores inmigrantes no acompañados a la Península se ha convertido de nuevo en materia de enfrentamiento entre el Gobierno central y el Ejecutivo canario. El motivo no es otro que el incumplimiento por parte del ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Jesús Caldera, de su compromiso de trasladar a la Península a todos aquellos que superaran la cifra de 300, número que las Islas estaban dispuestas a acoger, aunque supere su capacidad.

Este acuerdo data de septiembre de 2006 y fue suscrito en Santa Cruz de Tenerife por el propio Caldera y el jefe del Ejecutivo canario en aquel momento, Adán Martín. En la rueda de prensa celebrada posteriormente, el ministro aseguró que en el plazo de 15 días saldrían de las Islas 500 menores, lo cual no se ha producido hasta la fecha. Once meses después el compromiso, insistimos, fue en quince días todavía faltan 22 para llegar a los 500 prometidos por el titular de la cartera de Trabajo y Asuntos Sociales.

En este tiempo, por supuesto, han seguido arribando a Canarias más menores inmigrantes no acompañados y en la actualidad las Islas acogen a 630, cifra que dobla el cupo de 300 fijado por el Estado en su momento y que seguramente continuará creciendo pues desde el pasado mes de mayo no se efectúa ninguna derivación.

Mientras tanto, el Gobierno central, para justificar su actitud argumenta que el compromiso de Caldera fue trasladar a 500, no a todos los que superaran la cifra de 300, tal y como señaló en su momento el ministro y, por otra parte, entendió todo el mundo. Salvo el propio Caldera.

Pero su estrategia va más allá y, en lugar de asumir que no ha cumplido lo prometido, ha preferido achacar a la falta de solidaridad de las comunidades autónomas gobernadas por el Partido Popular que en Canarias se acumulen los inmigrantes . ¿Cuál será el próximo paso, atribuir a la alta natalidad de los países de origen de estos menores su incapacidad para hacer realidad su compromiso?

Una vez más, ya lo apuntamos en el Comentario de ayer, el ministro de Trabajo y Asuntos Sociales ha caído en la propia trampa de su locuacidad y la realidad lo ha puesto en su sitio. Asumió un compromiso, lo anunció a bombo y platillo y no lo ha cumplido ni en plazos ni en cantidades, por mucho que diga lo contrario y afirme que “el Estado ha cumplido a rajatabla”. No engañe más a los canarios, por favor, y si es incapaz de resolver este problema, coja los bártulos y mándese a mudar.

Los españoles no se merecen un ministro que falta a la verdad y que va por ahí retando a diestro y siniestro para ocultar sus propias carencias. Y los canarios mucho menos, pues ya están hartos de tanto menosprecio.