El cayuco que se quedó parado en alta mar el pasado 19 de julio tenía bien los motores, pero se había quedado sin gasolina. El estudio indica que esta barquilla, aunque iba sobrecargada, “había estado navegando durante varios días antes y podía resistir algunas horas más navegando, por lo menos cuatro, las que faltaban para el amanecer”. Por este motivo, los expertos señalan que, “antes de abarloarlo con un gran remolcador, debieron llevarle varias petacas de gasolina, en un bote de rescate”. Así, la expedición clandestina habría alcanzado la costa sin problemas.

Según el testimonio de los inmigrantes que sobrevivieron, cuando volcó el cayuco atravesaron momentos horribles al verse en el agua, algunos sin saber nadar, e intentando alcanzar alguno de los salvavidas que flotaban en el agua.