ENTREVISTA CON JOSEBA ACHÓTEGUI ESPECIALISTA EN DUELO MIGRATORIO

«Estamos viviendo una inmigración de alto riesgo»

El psiquiatra que puso nombre al estrés que provoca emigrar aseguró hace unas semanas en Pamplona que las condiciones precarias en las que se llega aumentan el riesgo de sufrir depresiones.

Diario de Navarra, TEXTO: MARTÍN RUIZ., 14-08-2007

La migración es un fenómeno natural ligado a la adaptación de los seres al medio. El ser humano es una de las especies más preparadas para emigrar, aún en condiciones extremas. «Estamos en Alaska y en el desierto del Sahara», expuso Joseba Achótegui Loizate hace unas semanas ante un centenar de profesionales sanitarios y de servicios sociales del Ayuntamiento de Pamplona.

Este psiquiatra vizcaíno, profesor de la Universidad de Barcelona y fundador y director del Servicio de Atención Psicosocial para Inmigrantes y Refugiados (SAPPIR), sostiene que lo que puede obstaculizar la vida de los humanos en un determinado terreno, más que un clima extremo, «es un entorno social hostil y problemático para la integración, que dificulte especialmente superar el duelo migratrorio».

– ¿Qué es el Síndrome de Ulises?

– Es el estrés que surge cuando el proyecto migratorio se pone cuesta arriba. Estás sin tus hijos pequeños, sin poder aprender o entender la lengua, escondido, sin un empleo digno… Estamos viendo una inmigración que se desarrolla en condiciones extremas, de duelo extremo, y por lo tanto, de alto riesgo. La persona se encuentra en el límite entre el estrés y la enfermedad mental, y puede pasar a lo segundo si se cronifica y no se trata adecuadamente. Por eso, tenemos que actuar con la prevención para que no llegue a convertirse en enfermedad, y se quede en estrés.

– ¿A quienes puede afectar más?

– Afecta especialmente a personas con más problemas (estresores) que sufren situaciones límite. No es lo mismo desplazarse a otro país en avión, que en cayuco; o tener trabajo y vivienda, que estar sin papeles y tener que esconderse. El problema es que la solución no depende de nosotros ni del inmigrante. La causa es el mundo de hoy. No es normal por ejemplo que una persona no pueda estar con sus hijos, esté asustada, se sienta perseguida, que no pueda tener las mínimas condiciones de bienestar. Podemos ayudarle, pero a la larga se va a sentir mal.

– ¿Cuántas personas pueden estar sufriendo hoy el “Síndrome de Ulises” en Navarra?

– Si en Navarra hay 60.000 inmigrantes residentes regulares y unos 15.000 irregulares, pueden estar sufriéndolo más de 30.000, que son la mayoría de sin papeles y muchos que aunque los tengan, los pueden perder. Por ejemplo, sabemos que la quinta parte de quienes lograron papeles con la regularización de 2005 está de nuevo en la irregularidad.

– ¿En qué estratos de edad puede ser más intenso este estrés?

– Cuanto mayor sea el sujeto, más lo sufre, porque se ha acostumbrado más a su país, tiene menos fuerzas, y suele dejar hijos y/o padres mayores en su país. Los jóvenes pueden aguantar mejor. Los problemas suelen ser proporcionales a la edad.

– ¿Cómo afecta el “Síndrome de Ulises” a los adolescentes?

– Es una etapa muy complicada. Ya están por dentro convulsos, y encima tienen una situación muy difícil. Si se les pone muy cuesta arriba o son menos fuertes, pueden volverse agresivos, consumir sustancias, deprimirse o adoptar conductas de riesgo que lleven por ejemplo a un embarazo o a la prostitución.

– ¿Es cierto que puede aflorar cuando se ha superado el bache?

– Sí. De hecho, al emigrar, al principio hay una etapa de euforia, de «voy a poder con todo». Luego baja la adrenalina. Pero el Síndrome puede mantenerse oculto años, y aflorar cuando parece que la causa que lo originó ya ha desaparecido. Es como un edificio que se va carcomiendo. Por fuera se ve bien, pero al final sólo es pared, y la viga se desmorona.

– ¿Suele ser confundido con otras enfermedades?

– Algunos profesionales sanitarios confunden este estrés con la psicosis, ya que el inmigrante puede estar confundido, desorientado… Ha sucedido, incluso, que al tener molestias físicas psicosomáticas se les llegue a practicar, por error, biopsias hepáticas.

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