Los españoles no quieren servir menús

El Mundo, MARIA CANALES, 12-08-2007

El 40% de los empleados de hostelería es inmigrante, porcentaje que sube al 65% en los meses de verano En los últimos años, los trabajadores españoles se han vuelto más exigentes a la hora de elegir sus empleos, hasta el punto de que en algunos sectores es difícil verlos trabajar. Tras la industria (construcción fundamentalmente) y los servicios, la hostelería se ha convertido en el sector donde más trabajadores de origen extranjero hay.


Según el último informe de la empresa de trabajo temporal Randstad, casi la mitad (un 40%) de los trabajadores de hostelería es extranjero. En verano, y en el caso de Madrid y Cataluña, la cifra aumenta y dos de cada tres empleados en dicho sector no son originarios de nuestro país.


Los expertos aseguran que, cada vez más, se trata de una industria «complicada» para contratar personal nativo (nacidos en España) que cubra puestos de camareros, mozos, dependientes y ayudantes de cocina, entre otros.


Como ejemplo de ello está la empresa Manpower, que este año, en plena campaña de verano, ha tenido dificultades para cubrir dichos oficios. Según la empresa de trabajo temporal, del total del personal que ha colocado este verano para trabajar en hostelería – sector que supone el 10% de su negocio total – , un 75% ha sido inmigrante. En el caso de Randstad, este año, el 100% de las camareras de piso en los hoteles contratadas por la compañía ha sido de origen extranjero.


«Los españoles buscan puestos menos complicados en horarios, turnos, etcétera, y no están dispuestos a trabajar 12 horas sin tener una compensación salarial importante, algo que no ocurre en este sector. Hoy en día prefieren un trabajo de ocho horas en una fábrica para poder disfrutar de su vida personal. De hecho, cuando van a buscar empleo a través de las ETTs, piden puestos que no estén relacionados con la hostelería y el comercio», asegura Raúl Grijalba, director de Operaciones de Manpower.


Es entonces cuando entran los inmigrantes. «No tienen esta opción a elegir, ya que para ellos lo importante es tener un puesto de trabajo, por eso no los rechazan. Para ellos supone meter la cabeza en el mercado laboral, luego ya irán ascendiendo», dice Grijalba.


La mayoría de los inmigrantes que ocupan estos puestos procede fundamentalmente de Latinoamérica y, en los últimos años, de países del Este de Europa, y no tienen experiencia en hostelería, lo que puede suponer un problema para el cliente.


Según Eugenio Ribón, de la asesoría jurídica de la asociación de consumidores CEACU, en general, el nivel de servicio en restauración en España es bueno – en 2006 el 1,03% (8.495) de las reclamaciones totales recibidas por las asociaciones de consumidores pertenecientes a la hostelería fueron por falta de transparencia en los precios o dificultades en el acceso a las hojas de reclamaciones – . Sin embargo, hay quienes se quejan de que muchos no saben servir adecuadamente, son lentos o confunden los pedidos por no saber español. Aunque algunas EETs, como Adecco, apuestan por la contratación en los países de origen para solucionar el déficit de perfiles cualificados, la mayoría de las empresas de contratación forman a los trabajadores antes de incorporarse a los negocios de sus clientes.


«Todas las personas que seleccionamos y que proveemos a nuestros clientes reciben una formación previa a la incorporación de por lo menos 20 horas en un sitio especializado (parte de teoría y práctica)», aclara Concepción Díez, responsable de Administración de Randstad España. El problema viene cuando el empresario contrata a gente por su cuenta, ya que, al necesitar una incorporación inmediata, no tiene tiempo de formarlo.


La duración media de los contratos en hostelería gestionados por las ETTs suele ser de 22 días, y son contratos eventuales a jornada completa. El salario base que cobra un inmigrante en este sector es exactamente el mismo que el de un trabajador nacional en el mismo puesto y función. El convenio de hostelería marca como media un salario de 6,60 euros por hora, según Randstad. Pero dependiendo de la categoría del establecimiento, incluso de la provincia, un trabajador cobrará más o menos dentro de la banda salarial estipulada en el convenio.


La experiencia también puede suponer una diferencia salarial. «El sueldo dependerá de los contratos, y un inmigrante que no ha trabajado en hostelería en su vida cobrará menos que otro nativo, por ejemplo, que sí lo haya hecho, aunque siempre se respetará el salario base», dice Grijalba. Otra diferencia en el salario será lo pagado por las horas extra. Cada establecimiento establece las suyas. Las empresas cada vez son más conscientes de la importancia de la inmigración en el mercado laboral y de que su incorporación será cada vez mayor no sólo en la hostelería, sino en el resto de los sectores.


En el último año, de los 569.615 nuevos afiliados a la Seguridad Social, un 27% fue extranjero, de acuerdo con el último dato del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales presentado el jueves.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)