"Me gritaba: te mataré, te mataré"
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 11-08-2007Sustrajeron relojes y joyas cuando la mujer colocaba artículos en el escaparate, al poco de abrir por la mañana
irun. Juncal Egilegor volvió a atender ayer por la tarde a los clientes de la joyería Cuevas de Irun, situada entre la avenida de Gipuzkoa y el paseo de Colón, en pleno centro de la ciudad. Mostraba un llamativo hematoma en la sien derecha y no podía disimular el miedo que aún permanecía en su cuerpo. Por la mañana, en torno a las 10.15 horas, sufrió el violento atraco perpetrado por dos hombres, uno de los cuales no dudó en retenerla en el suelo y lanzarle puñetazos a la cabeza para evitar que se incorporase e hiciese frente a los dos delincuentes. Mientras, el otro individuo cogía a toda velocidad relojes de la marca Rolex colocados en un escaparate y diversas piezas de joyería que introducía en una mochila.
Las cámaras de seguridad del establecimiento grabaron el violento suceso, lo que reveló que el asalto duró menos de dos minutos.
“Había sacado los relojes de la cámara acorazada y los estaba colocando en el escaparate. Entonces, un hombre llamó al timbre. Miré entre los cristales y vi que tenía buen aspecto, aunque, por si acaso, entreabrí la puerta”, describió a este diario Egilegor.
Su precaución estaba justificada. El individuo comenzó a empujar la puerta ante la resistencia de la comerciante. Un fuerte empujón terminó por desequilibrarla y lanzarla varios metros hacia el interior. Trató de incorporarse y asir algún objeto contundente, pero no tuvo tiempo. El atracador estaba encima y la impulsó contra el suelo. Ella forcejeó, pero recibió un puñetazo en la cabeza tan fuerte que golpeó el suelo con la sien y comenzó a sangrar.
“Me gritaba: te mataré, te mataré”, describió Egilegor.
En paralelo, el otro compinche se introdujo en la joyería y comenzó a llenar la mochila que portaba de relojes y varias joyas.
“Entre ellos se gritaban, como si el que me retenía le dijese que se diera prisa. Hablaban en un idioma extranjero que no era ni inglés, ni francés ni italiano”, manifestó esta comerciante, que acumula décadas de experiencia comercial en la ciudad bidasoarra, donde recala una variopinta clientela procedente de diversos países europeos.
cámaras
Vestimenta
Egilegor tiene un vago recuerdo de la vestimenta de los dos atracadores, pero las cámaras de seguridad retuvieron sus imágenes, como expone Javier Cuevas, hijo de los propietarios de la joyería. “El que forzó la puerta llevaba gafas, gorro, vestía una zamarra, un pantalón oscuro y tenía guantes. El de la bolsa vestía un pantalón vaquero, zapatillas y una camiseta blanca a rayas”, pormenorizó Cuevas.
El objetivo principal de los ladrones era hacerse con la mayor cantidad posible de relojes de la firma Rolex, altamente cotizados en el mercado, dado que una pieza puede superar los 3.000 euros.
“Son gente que no tiene nada que perder y hace lo que sea. Se han arriesgado mucho porque a esa hora ya anda bastante gente en la calle. Hasta que no se ataje el negocio de la venta de relojes de segunda seguiremos sufriendo atracos”, se lamentó Cuevas, mientras observaba los pequeños expositores de la joyería, que habían sujetado los artículos robados.
La sensación de inseguridad era compartida por todos los presentes en el comercio irundarra. “Es muy triste que los joyeros trabajemos con miedo y que no te puedas fiar ni del que cliente que, en un principio, no levanta sospechas. Tenemos todas las medidas de seguridad exigidas, pero la ley no nos protege de nada”, declaró Mari Carmen Mazo, propietaria del comercio, quien ya sufrió otro violento atraco hace 13 años
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