Es mucho más que una cuestión estadística. Los blancos no son ya mayoría racial en un tercio de los condados más poblados de EEUU ni en uno de cada 10 del total de 3.100 condados del país, según las últimas cifras del censo. Y los números, que ponen de manifiesto cambios en la realidad política y económica del país, no reflejan las crecientes tensiones que acompañan a esos cambios.
Según un informe que acompaña los datos elaborado por la Oficina de Referencia de la Población, el mayor crecimiento se ha producido dentro de la población hispana, que ha pasado entre el 2000 y el 2006 de los 35 millones de habitantes a los 44 millones (un aumento del 26%). Y aunque se mantiene la tendencia del crecimiento de minorías raciales en zonas con importantes núcleos urbanos, entre los nuevos terrenos de crecimiento aparecen los suburbios, los exurbios (aún más alejados de la ciudad) y las zonas rurales. Si entre el 2000 y el 2006 la población general en ciudades pequeñas y zonas rurales creció un 3%, ese porcentaje se incrementó al 22% cuando se trataba de hispanos.

TENSIONES RACIALES
Esa nueva realidad – – impulsada por la generación de nuevos empleos en la construcción y en los servicios que siguen al movimiento de la población blanca hacia las afueras de las metrópolis – – no está exenta de tensiones. “Se está produciendo cierto choque cultural”, analizaba ayer Mark Mather, uno de los autores del informe, que también refleja una mayor “suburbanización” de la población negra.
Los investigadores hablan de crecientes tensiones entre esos dos grupos raciales – – hispanos y negros – – y, sobre todo, de unas relaciones cada vez más crispadas entre blancos e inmigrantes. Y esa tensión, alimentada por el frustrado intento de la Administración de George Bush de sacar adelante un plan de reforma de la inmigración que solucionara el problema de 12 millones de inmigrantes sin papeles, augura que la nueva realidad sociopolítica demográfica se convertirá, junto con la guerra de Irak, en uno de los asuntos clave en las elecciones presidenciales del 2008.
En esos comicios, muchos votarán a candidatos favorables a endurecer las leyes de inmigración. Pero también los millones de hispanos legales podrán demostrar su fuerza. Su voto habitualmente se asociaba al Partido Demócrata pero, como se ha demostrado en elecciones anteriores, los progresistas no pueden ni mucho menos darlo por seguro.
Los datos son también los primeros que permiten analizar los efectos en la demografía del país que tuvo el Katrina. Houston, una de las ciudades a la que más se exiliaron los damnificados por el huracán, ha superado en población negra a Los Ángeles. El mayor incremento en el número de hispanos se ha producido en Los Ángeles, Houston, Dallas, Nueva York y Riverside, en California. Y Chicago ahora tiene la mayor comunidad asiática, superando a Honolulu, en Hawái.