EEUU deporta a un discapacitado por error

El Mundo, RICARD GONZALEZ. Especial para EL MUNDO, 09-08-2007

El joven es un estadounidense de origen hispano, y pasó tres meses deambulando por calles de México hasta poder volver El exceso de celo de las autoridades estadounidenses a la hora de combatir la inmigración ilegal no sólo puede provocar situaciones dolorosas para las familias de inmigrantes , sino incluso para algunos ciudadanos norteamericanos. Sobre todo si su aspecto y nombre denotan su origen hispano. Pedro Guzmán Carbajal, un estadounidense de 29 años con discapacidad mental, lo experimentó en sus propias carnes al ser deportado por error, y verse obligado a vivir durante tres meses en las calles de México.


La pesadilla de Pedro Guzmán empezó a mediados de abril, cuando fue arrestado por entrar en una propiedad privada de Los Angeles. Tras cumplir una condena de 25 días en la cárcel, el 11 de mayo fue deportado a México, pues las autoridades no le creyeron cuando les dijo que era ciudadano americano. No fue hasta el 5 de agosto que regresó a EEUU, en concreto, a sus cárceles, al ser detenido cuando cruzaba ilegalmente la frontera cerca de la ciudad de Mexicali. Dos días más tarde, el joven pudo reencontrarse con su familia. En total, pasó 87 días viviendo en las calles de varias ciudades mexicanas, comiendo en los basureros y lavándose en los ríos. Desprovisto de dinero o cualquier tipo de ayuda en el país vecino, tuvo que caminar unos 160 kilómetros para regresar a su país.


Guzmán ya se encuentra recuperándose en su casa. Según la familia, su estado de salud mental ha empeorado notablemente tras su deportación. «Mi hermano ha regresado con miedo a la gente, su problema de expresión ha empeorado, casi no habla y cuando habla, sólo lo hace en español. Cuando lo vimos por primera vez temblaba», explicó su hermano Michael. La madre, María Carbajal, vivió un verdadero via crucis tras recibir una corta llamada telefónica de su hijo desde Tijuana el mismo día de su deportación que la llevó a visitar los rincones más sórdidos de esta ciudad mexicana.


El malestar de la familia Guzmán con las autoridades estadounidenses es compartido por la Unión Americana para las Libertades Civiles (ACLU). Su director, Mark Rosenbaum, acusó al Gobierno de discriminación y negligencia. «El Gobierno lo deportó por el color de su piel, no le creyeron cuando dijo que era ciudadano estadounidense, no lo buscaron en México, no se molestaron en contactar con la familia y para colmo lo han puesto en espera para una audiencia ante el juez de inmigración», denunció Rosenbaum. Sin embargo, las autoridades de inmigración sostienen que Guzmán firmó su salida voluntaria del país tras confesar que era un inmigrante clandestino, y niegan que sufra una discapacidad mental.


El caso de Guzmán llega después de que la Oficina de Control de Inmigración y Aduanas anunciara que las deportaciones han aumentado en los últimos meses, probablemente como consecuencia del fracaso del Congreso a la hora de aprobar una amplia reforma de la política de inmigración.


El endurecimiento de los controles, criticados por las asociaciones de derechos civiles, podría empezar a afectar también a los empresarios que contratan inmigrantes irregulares. El Gobierno está a punto de incrementar las redadas en las fábricas y las penas a los empresarios que incumplan la ley. «Somos duros y vamos a serlo más», ha declarado Russ Knocke, portavoz del Departamento de Interior.


No obstante, teniendo en cuenta que diversos sectores, como la agricultura, necesitan imperiosamente la mano de obra inmigrante, las advertencias del Gobierno podrían acabar siendo una medida de cara a la galería republicana.

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