MESA PARA DOS

Los rusos dan la nota

La Verdad, MANUEL BUITRAGO, 06-08-2007

Los rusos siempre dando la nota. Con lo tranquilo que iba el verano – con nuestros tradicionales incendios forestales, los puntuales apagones y la consabida salsa política, en este caso a la navarra – y llegan los tíos estos de Rusia y les da por bajar a lo más profundo del casquete polar ártico para reclamar un territorio henchido de petróleo.

Dicen que es el desquite de Moscú por no haber llegado a La Luna antes que los americanos, aunque mucha gente siga pensando que aquello fue un montaje de la NASA. Eme también creía que China era una postal hasta que lo metieron diez horas en un avión. (Por cierto, si vuelan hasta allí, elijan Air France).

Con los rusos y la diáspora del Este hay que llevar cuidado, puesto que han aprendido que el mejor modelo de conquista es flotar en el mismo caldo del capitalismo de Occidente. Igual sucede con los chinos. Y otro tanto con los árabes, que están a medio de reconquistar el Al Andalus. Ya no hace falta la cruz y la espada.

La otra noche, sin ir más lejos, Eme vio con agrado un turismo con matrícula de Marruecos estacionado delante de un pub. Su dueño seguro que no era el camarero. Y además éste no iba a Algeciras a coger el ferry para cruzar el Estrecho. Alejo Carpentier hizo un canto al mestizaje en su Concierto Barroco. Eme entendió la obra, referenciada en el Carnaval de Venecia, como un homenaje a la tolerancia, aunque inevitablemente siempre se produce un choque de fanatismo. Es el encaje cultural y religioso lo que desconcierta a Occidente, que se afana por levantar barreras administrativas – y ahora policiales – para que no se cuelen más intrusos en la fiesta.

En este sentido, la España que se nos quema por los cuatro costados, donde se va la luz en una de sus ciudades más progres y donde no se admiten banderas constitucionales en territorio vasco, ya no es la misma España que inundó Alemania, Francia y Gran Bretana con la oleada de inmigrantes de los años 60. Y que después regresó a casita con sus divisas y su pandereta. Enriqueció a media Europa y se enriqueció a sí misma. No había otro remedio para huir de la miseria material e intelectual de entonces, aunque ahora tenemos otras miserias. Cuarenta años después nos invaden por todos lados: del rico alemá al pobre ecuatoriano que sirve al primero en los hoteles de lujo. Tenemos una inmigración de circuito cerrado.

Con el ocio, estamos más depresivos y crece la tasa de asesinos de mujeres con un Código Penal de risa. Dicen que en la India son pobres pero están contentos. Eso sería antes de la CNN y la globalización. Y mientras, los rusos bajando a 4.000 metros del abismo glacial en un batiscafo del tamaño de un Seat 600. Cada sociedad tiene lo que se merece, pontifica Eme con un Martini.

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