Editorial

EDITORIAL: LA VICEPRESIDENTA INCANSABLE

El Mundo, 05-08-2007

Empieza a ser ya una tradición veraniega que, a la vez que los ciudadanos conocen los destinos vacacionales de los distintos miembros del Gobierno, incluido su presidente, tengan también noticia de que uno de ellos aprovecha el mes de agosto para realizar exhaustivos viajes de trabajo. Se trata de la vicepresidenta primera, que el próximo miércoles concluirá su tercer gran periplo por Latinoamérica: 12 días en los que habrá recorrido 35.000 kilómetros para ir a Guatemala, Honduras, Nicaragua, Chile, Ecuador y Argentina.


En su agenda de trabajo no ha faltado la atención a los intereses económicos de España en la zona, y de hecho en varios países ha mantenido reuniones con empresarios. Sin embargo, como sucede en la práctica totalidad de sus viajes, lo más reseñable es el marcado cariz social y humanitario de su agenda. Ocurrió en Africa, en China, y ahora también en Iberoamérica.


El primer país donde recaló, Guatemala, es el que tiene en aquel continente un mayor índice de discriminación, y de ahí que De la Vega comenzase abogando por la igualdad y las políticas contra la violencia doméstica, una de sus principales preocupaciones. Asimismo, la vicepresidenta se comprometió a elaborar una iniciativa sobre la defensa de los derechos humanos en aquel país que se llevará a la próxima Cumbre Iberoamericana, a celebrar este otoño en Chile.


La inmigración también ha tenido un papel destacado en este viaje, y se ha alcanzado con Honduras un acuerdo para regular los flujos de los trabajadores de aquel país mediante un cupo de contrataciones seleccionadas.


En Nicaragua, la vicepresidenta sólo permaneció un día, pero tuvo tiempo para realizar una significativa visita fuera de programa: la realizada al vertedero de La Chureca, un lugar donde malviven entre la basura de la capital unas 1.300 personas, de las que 300 son niños. Ningún funcionario del Gobierno nicaragüense acompañó a De la Vega en este acercamiento a la miseria, donde ésta quiso hablar directamente con los que la sufren y les prometió que España pondrá en marcha un proyecto de reinserción laboral para ayudarles.


Evidentemente, De la Vega, la primera mujer que EL MUNDO eligió – en 2006 – Personaje del Año, se ha ganado por méritos propios el ser reconocida como la cara más social – y también la más adicta al trabajo – del Gobierno de Zapatero.

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