Un marroquí dio la primera pista sobre el asesino de Fernanda

El Mundo, P. MELIAN / M. RODRIGUEZ, 05-08-2007

El Fraile, 03.00 de la madrugada de la madrugada del jueves 26 de julio. El barrio sureño reacciona conmocionado ante la desaparición de la joven Fernanda. Se disparan los rumores. Cualquier testimonio puede ser la pista clave en los momentos de mayor tensión.


Las amigas de la chilena aportan un dato que, según pasan los días, se convierte en fundamental para la investigación. A 500 metros está la playa de Las Galletas, el lugar donde los adolescentes acuden a bañarse en las tardes del verano. Por allí suele pasear un joven marroquí que no tiene ningún pudor en mostrar en público sus sentimientos por Fernanda. Sus reiterados comentarios acerca de la belleza de la niña – en boca de sus amigas – suponen un testimonio más que la Guardia Civil recoge cuando comienza la investigación.


Varios días después, el inmigrante africano es interrogado por la Guardia Civil. Su declaración conduce a la que se revelaría como la pista definitiva: la flamante ranchera azul metalizada del asesino confeso. En un pueblo en el que todos se conocen, a nadie se le pasa por alto el propietario de un vehículo tan caro. Además, el marroquí tiene fichado al colombiano porque también compite por conquistar a la joven chilena. Durante la búsqueda, el africano participó como uno más en las labores de rastreo por los alrededores.


No es el único. Hay un segundo en discordia que también dedicaba piropos a Fernanda por las calles de El Fraile y que también colaboró en la búsqueda de la menor. Se trata de un rumano, con iniciales I. B., que sería interrogado por la Guardia Civil y luego puesto en libertad sin cargos. La presencia de ambos hombres en las patrullas intranquiliza al círculo más próximo a Fernanda. Las amigas de las chilena conocen sus precedentes, los intentos de ambos por acercarse a la niña, y no ven con buenos ojos su presencia entre los voluntarios. Tenían miedo y procuraron alejarse de ellos.


La relación entre los tres inmigrantes ha sido la llave maestra de la investigación. El marroquí puso sobre la pista buena a la Guardia Civil. Posteriormente, cuando Héctor Fabio F.G. fue detenido, acusó a su antiguo colega de la construcción, el rumano de iniciales I.B., de haber matado a Fernanda. Conocedor de la atracción que compartía con el europeo por la joven, pensó que la tosquedad de su rival le delataría más que su sutileza.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)