Icíar Bollaín y Gracia Querejeta competirán por la Concha de Oro en el festival de San Sebastián, que se celebrará del 20 al 29 de septiembre. ‘Mataharis’ y ‘Siete mesas de billar francés’ conforman la presencia española en la sección oficial de un certamen que, tras la desmayada edición del año pasado, deberá echar el resto en la elección de los dos Premio Donostia.

La cercanía en el tiempo del poderoso Festival de Roma, que inicia su segunda edición el 18 de octubre, perjudica al Zinemaldia, que ha visto cómo el Festival de Cine Español de Málaga casi le iguala en atención mediática. Mikel Olaciregui dispone de 6 millones de euros en su séptimo año al frente de una cita que recupera el teatro Victoria Eugenia. Sus 600 localidades se sumarán a las 1.500 del Kursaal, que seguirá siendo el epicentro de las proyecciones. En total, San Sebastián congrega esos días a más de 10.000 profesionales.

La apuesta por las dos realizadoras más populares del cine español estaba cantada. Icíar Bollaín compitió en 2003 con ‘Te doy mis ojos’, que consiguió los premios de interpretación para Laia Marull y Luis Tosar. ‘Mataharis’ toma su irónico título de sus protagonistas, tres mujeres que ejercen como detectives privados y tratan de conciliar a duras penas su vida familiar y profesional. Son especialistas en inmiscuirse en vidas ajenas, y se da la paradoja que a duras penas pueden mantener la suya.

«El mundo de los detectives me servía para hablar de la confianza dentro de la pareja», explica Bollaín. «No se trata tanto de espiar, de saber qué hace el otro, sino de algo más profundo y precioso. La confianza es un regalo que uno da voluntariamente y no lleva intereses ni factura». La realizadora confiesa que le da «un poco de miedo» volver a San Sebastián, «porque en cada edición mi familia crece: primero fui embarazada de seis meses y ahora voy con un bebé de tres. A este paso, si hay otra ocasión acudiré con gemelos».

Najwa Nimri asume el papel protagonista en ‘Mataharis’ y se convierte en candidata a la Concha de Plata a Mejor Actriz. La acompañan Nuria González, María Vázquez, Tristán Ulloa y Adolfo Fernández. El filme llegará a las salas el 28 de septiembre, un día antes del palmarés. Gracia Querejeta también conoce San Sebastián. Presentó en 1996 su ópera prima, ‘El último viaje de Robert Rylands’, y en 1999 ‘Cuando vuelvas a mi lado’. Su quinto largo, ‘Siete mesas de billar francés’, con Maribel Verdú y Blanca Portillo, insiste en los conflictos familiares y sigue a una joven madre que hereda unos ruinosos billares mientras su marido desaparece en extrañas circunstancias. «Vuelvo al padre ausente, pero esta vez es para rematarlo», apunta la directora, que promete una novedad en su cine: humor.

Un albañil anarquista

Al marcado carácter femenino del cine español en la sección oficial se unen tres títulos en Zabaltegi, que optan al Premio Nuevos Directores. ‘Casual Day’, de Max Lemcke, transcurre durante un fin de semana en el que los empleados de una empresa tratan de confraternizar en el campo. Juan Diego, Luis Tosar y Alberto San Juan se tirarán los trastos a la cabeza. ‘Cosmos’ es el primer largo del navarro Diego Fandos. Ramón Barea encarna a un industrial guipuzcoano secuestrado por ETA, que trata de reincorporarse a la sociedad y se obsesiona con unos astronautas soviéticos que permanecen olvidados en el espacio porque su país ha desaparecido. «Están colgados, aterrorizados, y él se siente igual», explica Barea. «No es una película sobre ETA, aunque sí sobre la paz».

También en Zabaltegi, ‘La torre de Suso’ supone el debú del guionista de ‘7 vidas’ Tom Fernández. Asturias es el escenario de esta comedia dramática con Javier Cámara regresando a su pueblo para enterrar a un amigo. El apartado Especiales Zabaltegi proyectará el documental de Aitor Arregi y José Mari Goenaga ‘Lucio’, sobre un albañil anarquista que llegó a tratar con el Che Guevara y los Panteras Negras y puso contra las cuerdas a los bancos.

‘Querida Bamako’ mezcla realidad y ficción en su recuento de las penurias de un emigrante de Burkina Faso en Europa. La sorpresa llega al advertir que como codirector junto a Txarli Llorente aparece el ex director de Inmigración del Gobierno vasco Omer Oke. El filme ha contado con una subvención de 310.000 euros del Ministerio de Cultura y el Gobierno vasco.