De los 33 menores interceptados en una patera el pasado martes en las costas de Almería, la Junta de Andalucía ha conseguido reagrupar a 21 con familiares que viven en España, y ha localizado a los parientes de otros cinco. Con todo, el resto también se quedará en nuestro país, pues la Junta no ha repatriado a ningún menor en los últimos cinco años. De ahí que llegar a las costas españolas en patera como menor de edad y sin acompañamiento de ningún adulto se haya convertido, junto al sistema de las bodas falsas, en una de las tretas más comunes para burlar las leyes contra la inmigración ilegal. El Gobierno andaluz reconoce que muchos de los menores interceptados no llegan en situación de desamparo y otros mienten sobre su edad, por lo que se han de realizar unas pruebas de medición de cráneo que la determinen. Sólo a lo largo del mes de julio, 178 menores de edad han entrado por las aguas de Almería. La falta de colaboración de Marruecos para la repatriación de estos jóvenes es uno de los principales escollos que el Gobierno español debería abordar, habida cuenta de sus proclamadas buenas relaciones con el país vecino. Asimismo, convendría asegurarse de que las generosas ayudas que se dan al país alauí se dedican especialmente a mejorar la situación de niños y adolescentes en aquel país, a fin de que éstos puedan desarrollar una vida digna allí sin tener que poner en riesgo sus vidas.